Aquellos Maravillosos Años 90: WILDSTORM PRODUCTIONS (V)

Decíamos el otro día que el penúltimo y ambicioso relanzamiento de la línea Wildstorm allá por 2006 a cargo de autores de renombre tales como Grant Morrison, Garth Ennis o el propio Jim Lee había acabado desinflándose cuando sus dos propuestas más llamativas quedaron abortadas sin demasiadas explicaciones mientras que el resto iban languideciendo. Pero quedaba un último intento desesperado de llamar la atención sobre el universo.

WILDSTORM PRODUCTIONS
PARTE V: EL FIN DEL MUNDO

Apocalipshit.

Tras el último fracaso de la línea, se plantea para 2008 un movimiento a la desesperada para salvar Wildstorm, una jugada que al lector de superhéroes más versado le suena y cuya aplicación ya le hace augurar un negro futuro para el universo creado por Jim Lee allá por los 90: un genuíno apocalipsis. Tres son los títulos que preparan el camino para esta nueva situación mundial: Wildstorm Armageddon, Wildstorm Revelations y Number of the Beast.

Wildstorm Armageddon es el sobrenombre que reciben una serie de especiales a cargo de diferentes dibujantes pero escritos por Christos N. Gage. Todos los títulos de la casa tienen uno de estos especiales donde sus protagonistas son testigos de un sombrío futuro muy cercano en el que una catástrofe que no se acaba de identificar ha convertido la tierra en un erial post-apocalíptico.

#666

A esta serie de especiales le sucede la miniserie Wildstorm: Revelations (2008) Scott Beatty y Christos N.Gage escriben mientras que Wes Craig dibuja. En esta serie, Nemesis, Savant (conocidas de los lectores de Wildcats) y Jody Slayon (hija de Backlash) tratan de impedir este futuro apocalíptico en un tour por todo el Universo Wildstorm que acaba con la revelación sobre la existencia del Número de la Bestia, un proyecto gubernamental secreto destinado a usar superhumanos como armas de destrucción masiva.

Y Number of the Beast (2008) es el título que cierra esta “trilogía del fin del mundo” donde Scott Beatty y Chris Sprouse narran como El Alto, uno de los seres más poderosos del Universo Wildstorm, junto a otros tantos superhumanos es mantenido cautivo en una estación gubernamental con el objetivo de sus uso con fines militares. Como es de esperar, la cosa no acabará bien y la pérdida del control por parte del gobierno de sus prisioneros se saldará con un apocalipsis fuera de pantalla. Es este gran final de la trilogía el más flojo a nivel argumental, y es una lástima, ya que uno hubiera deseado que Gage se hubiera encargado junto al excelente Sprouse de ofrecer un cierre a la altura, quedando toda la destrucción acaecida sobre la Tierra fuera de pantalla, quizá con el objetivo de ser narrada en las series regulares.

¿Y qué series regulares quedan en Wildstorm tras el fin del mundo? Pues con Midnighter y Wetworks canceladas, técnicamente dos, ya que si bien Welcome to Tranquility continúa, Gail Simone se libra de verse afectada por la reestructuración editorial vía pirueta argumental, continuando las serie de manera independiente hasta su cancelación el número #12.

Muy tranquilos no se les ve.

Gen 13 (2007-2010) es una de las supervivientes y, tras la sacudida de World’s End, correrá a cargo del propio Scott Beatty a partir del número #21, siendo dibujada por el poco conocido Mike Huddleston. El equipo se mantendrá hasta el número #32, tras el que serán sustituidos por Adam Beechen durante dos números y Phil Hester, que se convertirá en el guionista regular de la serie desde el número #35 hasta la cancelación de esta en el #39. El encargado de los dibujos en esta recta final de la serie será el desconocido Cruddie Torian.

La otra es Stormwatch PHD (2007-2010), que mantiene la numeración pero es rebautizada como Stormwatch PED (Post Earth Division) perdiendo por el camino los guiones de Gage, que pasa a otro título de la casa. Su sustituto es el britanico Ian Edginton, que ya había realizado algún que otro trabajo para la editorial, junto al dibujante Leandro Fernandez. La serie cambia de premisa, obviamente, al tratarse en este caso de un grupo de superhumanos tratando de salvar lo que queda de la Tierra y cambia también la formación del grupo. La serie, cuya nueva premisa resulta menos atractiva y más convencional que la de la etapa anterior, aguanta hasta el número #24.

El fin del mundo era esto.

Pero un relanzamiento del Universo Wildstorm no puede hacerse sin las series más populares de la editorial y es por eso que Authority y Wildcats contarán con nuevos volúmenes enmarcados en este apocalipsis mundial.

Authority (2008-2010) por fin vuelve a contar con una serie regular después de quedar colgado el volumen de Morrison, finalizado posteriormente por Keith Giffen y varios dibujantes bajo el título Authority: The Lost Year (2010). La pareja artística formada por Dan Abnett y Andy Lanning, recordemos, artífices del resurgimiento cósmico Marvel y sus Guardianes de la Galaxia, escriben a una diezmada Authority con el transporte estrellado y fundido con Londres mientras que el discreto Simon Coleby ilustra esta cabecera post-apocalíptica hasta su número #17. El lector avezado puede percibir que es en este punto donde las altas esferas editoriales tienen claro que el Universo Wildstorm tiene sus días contados. Sólo esta serie y otra se mantienen a partir de este punto, con cambios en los equipos creativos que dejan entrever un cierta desidia editorial. Así, en Authority #18 debutan los menos conocidos Adam Freeman y Marc Bernardina a los guiones, con Al Barrionuevo dibujando la recta final de la serie, que concluirá en el número #29.

Para año perdido, el 2020.

Y vamos con la serie bandera de la editorial, Wildcats (2008-2010), el título a partir del cual se generó todo el Universo Wildstorm. Christos N. Gage, recordemos el encargado de la serie sorpresa de Wordstorm y una de las mentes encargadas de generar todo este World’s End, se encarga de los guiones de esta serie en detrimento de Stormwatch, con Neil Googe y Shawn Moll dibujando hasta el número #17. Como ya hemos anticipado cuando hablábamos de Authority, en el #18 debuta el equipo creativo que dará cerrojazo no ya a la serie, sino a todo el Universo Wildstorm. Adam Beecher y Tim Seeley son los encargados de despedirse del lector, cosa que logran con oficio en unos números que celebran y dan un final más o menos feliz a Wildcats, World’s End y el Universo Wildstorm.

Y así en 2010, doce años después de su compra por parte de DC Comics, Wildstorm cerraba definitivamente, su universo desaparecía y sus personajes dejan estanterías tras casi dos décadas. Aunque el cierre oficial de Wildstorm no iba a significar el fin de sus habitantes.

NUEVOS 52

¡Del barco de Chanquete no nos moverán!

A algunas cabezas “pensantes” de DC les pareció una buena idea el relanzar su universo borrando toda la continuidad y empezando “más o menos” desde cero en 2011. Parte de este relanzamiento pasaba por fusionar el Universo DC con otros universos propiedad de la compañía, como los personajes exiliados a la línea Vertigo desde los ’80 o el mundo que nos ocupa, el Universo Wildstorm, que pasaba a formar parte del flamante y nuevo Universo DC de los Nuevos 52.

Como parte de este ambicioso relanzamiento DC lanza la friolera de 52 nuevas series en septiembre de 2011 y entre estas series hay tres títulos con nuevas versiones de personajes Wildstorm ya inmersos en estos Nuevos 52. Como tantas series de esta hornada, estos títulos harán gala de una patente falta de planificación editorial, cambiarán bruscamente de equipos creativos y serán incapaces de generar el más mínimo interés.

Voodoo (2011-2012) tiene una nueva versión de la antigua miembro de Wildcats (que no existen en estos Nuevos 52, recordemos) y corre a cargo de Ron Marz y Sami Basri Lo más popular de este lanzamiento fue su primera página con la protagonista en una barra americana arrastrándose para recoger billetes. La serie en principio parecía que iba a ir sobre la caza de una asesina extraterrestre pero cambia de guionista en el número #5 con el más competente Joshua Williamson, que le da un vuelto al título pero no lo salva de la cancelación en el #12.

Hombre, ¡ROB!

Grifter (2011-2012) es otro título protagonizado por una reimaginación de un miembro de Wildcats. Nathan Edmonson, con dibujos de Scott Clark, aburrirá hasta las ovejas en la serie hasta su número #8, momento en el que es sustituido por el gran fichaje de DC para salvar varias de sus series: Rob Liefeld, que aporta sus guiones junto a Frank Tieri, hasta que este último se haga con la totalidad de los guiones hacia el final de la serie. Inexplicablemente la serie aguanta hasta el número #16.

Finalmente Stormwatch (2011-2014) es el título protagonizado por, entre otros, Apollo, Midnighter, Engineer, Jack Hawksmor y Jenny Quantum PERO no son The Authority. Inicialmente a cargo de Paul Cornell y Miguel Angel Sepulveda, la serie, como tantas otras, irá dando tumbos creativos sin acabar de funcionar en ningún momento. Así, a Cornell le sucede a los guiones Paul Jenkins un par de números antes de la llegada de Peter Milligan. Todo esto para que el grupo sea eliminado de la existencia y la serie sea totalmente rebooteada por Jim Starlin en el número #19. Esta nueva versión se arrastrará hasta el #29 antes de que la serie sea cerrada por Sterling Gates en el número #30.

Además de estas series, los personajes Wildstorm se dejaron ver en series como Superman (Hellspont), Superboy (Catilin Fairchild, Grunge…), Hawkman (Pike), Deathsroke (Zealot)… e incluso  se recuperó un nuevo título de la compañía: Team 7 (2013). En este caso Justin Jordan y Jesus Merino firman una historia enmarcada en el pasado donde personajes DC como Canario Negro o Deathstroke, compartieron grupo con otros de Wildstorm como Grifter o John Lynch. Nueve números aguantó.

Alto, La Autoridad.

Uno de los escasos -e inesperados- éxitos de los Nuevos 52 es la serie Grayson (2014-2016) en la que Tom King, Tim Seeley y Mikel Janin crean una trepidante saga de espías y ciencia desenfrenada. Es en esta serie donde se volverá a dejar caer Midnighter, que contará con su propia y muy recomendable serie regular: Midnighter (2015-2016) a cargo de Steve Orlando y ACO. La serie tendrá la suficiente popularidad como para contar con una secreta, esta vez co-protagonizada por su pareja: Midnighter & Apollo (2016-2017)

Pero al margen de estos dos últimos discretos éxitos, los personajes Wildstorm dejarán progresivamente de verse en los Nuevos 52 y, con la excepción de Midnighter y Apollo, desaparecerán totalmente con la llegada de Renacimiento, el cambio de rumbo editorial que sufrió la compañía en 2016 y que buscaba recuperar la continuidad perdida, tratando de corregir muchos de los cambios estúpidos realizados sobre los personajes. Pero, de nuevo, su desaparición no implica que la compañía se haya olvidado de ellos, recordemos que su creador, Jim Lee, sigue moviéndose en las altas esferas de la compañía y quizá no le vienen mal los royalties del uso de sus personajes.

THE WILD STORM

Happy Birthday to you.

En 2017 y para celebrar el 25 aniversario de Wildstorm se publica Wildstorm: A Celebration of 25 Years (2017) un tomo de celebración donde, además de reeditarse algunos clásicos de la editorial como los lápices del primer Wildcats de Jim Lee o el único cómic de Wildcats realizado por Grant Morrison, encontramos también nuevas historias a cargo de personajes y autores clave de la compañía con, entre otros, el regreso de Ellis a una historia de Authority o de J. Scott Campbell con una nueva historia de Gen13.

Warren «en guardia» Ellis.

Pero lo realmente importante es que en febrero de ese mismo año se publica The Wild Storm (2017-2019) una maxiserie de 24 números en la que Warren Ellis y John Davis-Hunt re-imaginan el Universo Wildstorm.

Se trata de un movimiento bastante sonado, Warren Ellis no era sólo uno de los más aclamados autores del momento, sino que además fue el responsable de gran parte del éxito de la compañía a finales de siglo con Stormwatch y Authority, por lo que su regreso al Wildstorm levantó muchas expectativas.

Sin embargo, como ya hemos dicho, no se trata de un regreso al Universo Wildstorm sino una re-interpretación de este. Ellis destila los elementos de conspiración del original y les da una nueva dimensión, el nuevo Universo Wildstorm es un mundo en el que dos organizaciones secretas, OI y Stormwatch, están en plena guerra fría, repartiéndose el control de la tierra y del espacio, respectivamente. En este mundo también intervienen elementos superhumanos pero también de forma secreta, es así como el lector se encuentra con nuevas versiones de los Wildcats, Backlash e incluso The Authority, en un enfoque mucho más mundano pero tan interesante como sus mejoraes encarnaciones originales.

Ready to die.

El plan para este relanzamiento incluía el título central de Ellis, así como varios títulos derivados con autores elegidos por él, de todos los prometidos solo cristalizó The Wild Storm: Michael Cray (2017-2018) extraña y poco reseñable serie a cargo de Bryan Edward Hill y N. Steven Harris en la que un reimaginado Deathblow se enfrentaba a “versiones Wild Storm” de personajes DC.

Como continuación de The Wild Storm (2017-2019) se anunció Wildcats, una nueva serie a cargo de Warren Ellis con dibujos de Ramón Villalobos a la que la maldición de la línea alcanzó. Y es que antes de su lanzamiento el proyecto fue inicialmente retrasado y finalmente cancelado, con guionista y dibujante tirándose las culpas el uno al otro por el destino final de la serie.

Y así acabó el relanzamiento de lo que pudo ser una franquicia de nuevo a manos de Warren Ellis, con estas versiones de los personajes tan desaparecidas como las originales.

DE NUEVO EN DC

Nana nanana nana…

Y en esto llega la Frontera Infinita, el relanzamiento de DC para 2021, y en uno de los múltiples títulos del universo del caballero oscuro, Batman: Urban Legends, una antología que recoge historias de varios personajes, se anuncia un arco argumental de cinco partes protagonizado por nada menos que Grifter, quien, por cierto, ya había reaparecido en el Universo DC en las páginas del Batman de Tynion. Volviendo a Urban Legends, la historia, escrita por Matthew Rosenberg y dibujada por Ryan Benjamin, viejo conocido de Wildstorm, no solo tiene una nueva versión de Cole Cash, alias Grifter, interactuando con el universo de Batman sino que en su gran final asistimos a la aparición de unos WildC.A.T.S que cuentan entre sus miembros con personajes como Ladytron o Zealot, quien, por cierto, protagoniza una historia en Batman: Urban Legends #6 en la que Rosemberg repite a los guiones, esta vez dibujados por Chris Sprouse.

Y no sólo eso, sino que en julio de ese mismo año se recupera a nada menos que The Authority en forma del proyecto especial llamado Superman and the Authority (2021) una miniserie de cuatro números con un equipo creativo de lujo compuesto por Grant Morison y Mikel Janin. Una historia situada en un universo alternativo en la que Superman decide fundar una nueva Authority.

Así pues, parece que nos encontramos ante un nuevo intento de integrar a los personajes de Wildstorm en el Universo DC ¿será esta vez la definitiva? Sólo el tiempo lo dirá. 

Y con esto cerramos esta serie de artículos que han recogido toda la trayectoria editorial del Universo Wildstorm desde el lejano 1992 hasta nuestros días. 

¡Nos vemos en la Zona!

Aquellos Maravillosos Años 90: WILDSTORM PRODUCTIONS (IV)

En nuestro artículo anterior vimos cómo la editorial, ahora convertida en parte de DC Comics, fracasaba a la hora de capitalizar el éxito de Authority por una mezcla entre mala suerte y pura torpeza editorial. A continuación vamos a ver el penúltimo gran relanzamiento del sello, abanderado por el propio Jim Lee.

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PARTE 4: TORMENTA MUNDIAL

GOLPE DE ESTADO Y ARMAGGEDON

The new rulers of the world.

Antes del fracaso definitivo de la línea Eye of the Storm desde la editorial se dará un interesante golpe de efecto destinado a revitalizar su universo en general y su “serie bandera” en particular: Coup d’etat es una serie de especiales en los que se muestra como The Authority, cansada de la inutilidad y la corrupción del gobierno estadounidense, acaban cumpliendo con sus amenazas y se hacen con las riendas del país. Aunque son cuatro las series implicadas en el evento, la única serie que se verá realmente afectada por lo sucedido es la de, obviamente, Authority, cuya serie se cerrará a los pocos números. Los efectos de esta situación se dejan ver en The Authority Revolution, tercer volumen de la serie a cargo de un Ed Brubaker en la cresta de la ola y un Dustin Nguyen que ha llamado positivamente la atención por su trabajo en Wildcats 3.0.

Desgraciadamente, los doce números que componen Authority Revolutions no suponen una vuelta a la grandeza de la gran serie de Wildstorm, Brubaker deja de lado bastante pronto cualquier tipo de complejidad política para firmar una historia bastante más típica donde malos muy malos conspiran contra los buenos. Curiosamente pese a la interesante situación de partida y la infinidad de cambios que introduce en el grupo, el guionista no llega a causar un interés real en la serie, que supone una pequeña decepción a años luz de Sleeper.

Noventerismo puro.

Mientras tanto, desde la editorial se opta por la reducción de las múltiples líneas que la componían (Cliffhanger, Eye of the Storm, Homage, ABC…) que quedan reducidas a dos: “Wildstorm Universe”, centrada en las series de la compañía y «WildStorm Signature Series», que abarcan todas las licencias y series de creación propia publicadas por la compañía, como el Ex Machina de Vaughan.

Majestic Morrison.

Tras el cierre de Eye of the Storm y posteriores cancelaciones, se aprecia una notable reducción de los títulos de la compañía, así como una más que aparente retirada con respecto a sus planteamientos. Las series Wilcats: Nemesis y Majestic muestran un regreso a planteamientos más convencionales dentro de la editorial y el segundo incluso empieza a pasearse por el Universo DC junto a su contrapartida Superman, el universo Wildstorm, por cierto, pasará a ser la Tierra 50 del multiverso DC.

Y al hilo de esos cruces con la “hermana mayor” de Wildstorm se lanza la serie Captain Atom: Armaggedon, donde a raíz de lo sucedió en la primera historia de la serie Superman/Batman de Loeb, el Capitán Átomo acaba en el Universo Wildstorm, por donde paseará horrorizado por el intervencionismo de los superhéroes de ese mundo, enfrentándose por supuesto a The Authority y amenazará con destruir la realidad en contra de su voluntad. Estos nueve números, escritos por Will Pfeifer, resultan formar parte de los planes de relanzamiento de la línea editorial ya que, cuando culmine la serie, el universo Wildstorm habrá sufrido un “Soft Reboot”. ¿Qué quiere decir esto? Pues que en la tradición de las Crisis, algunas historias del Universo Wildstorm dejarán de tener validez, otras no, las historias de algunos personajes volverán a empezar y las de otros no… todo muy en la línea de DC Comics.

WORLDSTORM

Vámonos, átomos. Venga, vámonos.

Así se titula el gran relanzamiento editorial de 2006, se nota que Jim Lee apoya a sus creaciones y se anuncian nuevas series de los personajes más conocidos del sello. En este caso la idea es quedarse a medio camino entre el superhéroe convencional de las grandes editoriales y las temáticas adultas de Eye of the Storm. Se trata de convertir a Wildstorm en un sello donde el lector puede encontrar conceptos e ideas algo más novedosos y avanzados de lo que puede encontrarse en los universos superheroicos más tradicionales. El otro punto relevante que muestra la ambición del relanzamiento son sus equipos creativos, entre los que se encuentran grandísimas figuras del mundo del cómic y que cuentan con los mismísimos Grant Morrison y Jim Lee como abanderados.

Y es que son Grant Morrison y Jim Lee los encargados de la nueva serie de los rediseñados Wildcats. Estamos hablando de dos de los más influyentes autores del mainstream americano, con lo que las expectativas estaban altas. También Morrison quedaba a cargo de Authority, en este caso con un Gene Ha salido de Top 10 a los lápices y con una idea completamente novedosa: The Authority llega a nuestro mundo. Morrison se plantea cómo afectaría la llegada de estos seres al mundo real y qué tipo de acciones llevarían a cabo. Y uno de los miembros del grupo, Midnighter, obtenía serie propia a cargo de otro grande del cómic, Garth Ennis, que ya había jugueteado con el personaje con anterioridad.

Un gato negro, un gato blanco...

Series “clásicas” como Deathblow o Wetworks se relanzaban, pero escritas por Brian Azzarello y Mike Carey respectivamente, dos guionistas especialmente valorados en aquel momento por obras como 100 Balas o Lucifer.

Algo más discretos resultaban ser los relanzamientos de Gen13, a cargo de Gail Simone y Talent Caldwell o Stormwatch, con Christos Gage y Doug Mahnke. Aunque poco tenían que envidiar a sus compañeros más famosos, si bien el trabajo de Simone es bastante convencional, Gage se las apañó para crear una de las series más atípicas e interesantes de la época. Gail Simone, por cierto, también publicaría una serie propia integrada en el Universo Wildstorm: Welcome to Tranquility.

Todo pintaba estupendamente, sin embargo, Worldstorm no puede considerarse un relanzamiento exitoso en tanto que no logró devolver al Universo Wildstorm a primera fila del mainstream. ¿Por qué? ¿Qué pasó? Es algo extraño, la verdad.

Bienvenidos a la tranquilidad.

Si hay algo que quedaba claro es que Wildcats y Authority eran las cabezas visibles del relanzamiento, eran las series que contaban con los equipos creativos más vistosos y los planteamientos más ambiciosos y el público estaba realmente interesado en ellas. De los doce números que tenían que componer el periplo de ambas series tan solo se llegó a publicar un número de Wildcats y dos de Authorithy, los retrasos comenzaron a acumularse y ambas series desaparecieron del mercado. Nunca se han llegado a dar explicaciones oficiales de las razones detrás de esta abrupta cancelación, en más de una ocasión las malas lenguas han sugerido que desde las altas esferas de DC se prefería tener a estos autores en series más punteras pero como ya hemos dicho se trata de pura especulación.

De manera similar, el resto de equipos creativos “punteros” fueron concluyendo sus etapas y series, así el extraño Deathblow de Azzarello cerraba en el numero nueve; Midnighter se quedaba sin Ennis en el seis, siendo su sustituto definitivo el más discreto Keith Giffen; algo similar sucedía con Wetworks, en este caso Carey salía en el nueve siendo sustituido por J.M. DeMatteis; de igual forma Gail Simone dejaba Gen13 en el doce para dar paso a Simon Oliver. Menos de un año después del relanzamiento, tan sólo Christos Gage se mantenía al frente su serie.

Explicación del Universo Wildstorm.

Y así es como, hacia 2008, el Universo Wildstorm se ha visto reducido a un puñado de series de ventas discretas, la mitad de ellas: Midnighter y Wetworks, serán canceladas ese mismo año. Casi menos de dos años después del último relanzamiento el Universo Wildstorm se compone de tres series y una de ellas es la Welcome to Tranquility de Simone. Vuelve a hacerse aparente la necesidad de llevar a cabo un nuevo relanzamiento, y en este caso se llevará a cabo la jugada de los sellos superheroicos desesperados: el fin del mundo.

En la próxima entrega cerramos la serie hablando de los últimos estertores de la línea Wildstorm, así como su integración en el Universo DC y posterior resurgimiento en 2017.

¡Nos vemos en la Zona!

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Aquellos Maravillosos Años 90: WILDSTORM PRODUCTIONS (III)

Llegamos a la tercera parte de nuestra serie de artículos sobre la historia de Wildstorm Productions, en el anterior artículo nos quedamos en un momento clave en la historia de la compañía, su compra por parte de una de las majors del cómic americano: DC Comics en un momento especialmente dulce dulce a nivel creativo.

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PARTE 3: LA REVOLUCIÓN ABORTADA

LOS NUEVOS JEFES

Hola, buenas tardes ¿quién hay para comer?

Tres fueron los factores que motivaron la compra de Wildstorm Productions por parte de DC Comics: Primero, fichar a Jim Lee, el dibujante hot noventero por antonomasia; segundo, los coloristas, Wildstorm contaba con algunos de los mejores coloristas del mercado y finalmente, conseguir que Alan Moore, que había jurado y perjurado no volver a trabajar jamás para la compañía, volviese a hacer cómics para la editorial de Superman. Fuese como fuese, desde luego a Moore no le hizo ninguna gracia y fueron necesarias varias visitas de Lee a Northampton y curiosas cláusulas (como que el sello de DC no apareciera en ninguna parte de un cómic de Moore) para que el barbudo guionista, comprometido con sus dibujantes, diera su brazo a torcer.

Las condiciones iniciales de esta adquisición eran bastante cómodas para Wildstorm, que no sólo se veía apoyada por una grande como DC sino que además mantenía su total independencia editorial y económica, con Jim Lee como Director Editorial. Es en esta situación en la que la compañía continuará la línea editorial establecida por el Authority de Ellis y Hitch, gran éxito de la temporada que todavía tenía que ser superado por sus sucesores; unos no demasiados conocidos Mark Millar y Frank Quitelly.

¡Alto, la Autoridad!

Y es que, si bien el Authority de Ellis y Hitch fue todo un revulsivo en su momento, el equipo creativo que realmente dio el campanazo y popularizó una determinada aproximación a los superhéroes, no necesariamente más cínica pero sí menos sutil, que perduraría durante la casi la primera década del s.XXI fue el Authority de Mark Millar y Frank Quitelly. Tanto fue así, que el título contó con sus propios spin-offs, como The Establishment o la inteligible The Monarchy, aunque ninguno de ellos superaría el año.

Por su parte, Warren Ellis comienza un período alejado del cómic más mainstream, si bien publicará alguna miniserie dentro de la editorial. También se mantendrá en su personal Planetary, realizando sus crossovers derivados, aunque la colección regular comenzará a sufrir retrasos cada vez más acusados.

SupermaNjestuoso.

Si bien Authority se ha convertido en la serie señera de la editorial, no podemos olvidar su más antiguo título, Wildcats, que alcanzará una calidad no vista desde los tiempos de Moore. Los retrasos de Charest no hacen más que lastrar el título, cosa que desemboca en el abandono de guionista y dibujante para ser sustituídos por Joe Casey y Sean Phillips. Casey es uno de esos nuevos guionistas cuyo trabajo está llamando la atención en el cómic maisntream y que tiene en Wildstorm la oportunidad de actuar con libertad. Podríamos verlo, salvando las distancia, como un intento de reproducir la jugada con Warren Ellis. Casey también realiza para la editorial junto a Ed McGuiness la serie de Mr. Majestic, el superman de Wildstorm, realizando un trabajo tan remarcable que le vale a ambos autores el fichaje para las cabeceras del hombre de acero.

Los Wildcats de Casey/Phillips se convierten en algo único dentro del mainstream superheroico, se trata de un título completamente alejado de los convencionalismos del género, más centrado en la odisea vital de una serie de personajes perdidos en el mundo y que no saben qué hacer con sus vidas. Todo ellos envuelto en una trama donde lo mundano se mezcla con la ciencia ficción própia del Universo Wildstorm, jugando de manera inteligente con los elementos más tópicos creados por Lee y secuaces en los ’90.

Otra cabecera clásica que continúa y obtiene un equipo creativo especialmente brillante es Gen13, que caen en las manos de Adam Warren, uno de los mejores y más infravalorados autores independientes del cómic americano que, junto a dibujantes como él mismo, Kaare Andrews o Ed Benes convierten el título en un festival de ciencia ficción pasado de rosca, donde se ríe y retuerce las reglas de cómic noventero de adolescente superhéroes.

La que se avecina…

Si a estos títulos señeros les sumamos las aportaciones de Alan Moore y sus America’s Best Comics podemos decir que estamos en un momento especialmente dulce a nivel creativo para la editorial. Tanto es así, que dentro del entramado empresarial de los sellos DC Comics, Wildstorm se convierte en algo así como el lugar para la innovación. Mientras que el Universo DC y sus personajes icónicos se centran en propuestas de carácter más clásico y Vertigo se lanza a contenido adulto alejado del cómic de superhéroes, Wildstorm es algo así como un híbrido, donde se mezclan géneros y se trata de crear nuevas propuestas envueltas en lo que exteriormente se podría clasificar como cómic de superhéroes.

La expectación está ahí, todo el público está pendiente de cuál será el nuevo paso a seguir tras la salida de Mark Millar y Frank Quitelly de Authority, ¿cómo se puede llevar más allá la propuesta? además de propuestas de Garth Ennis o el propio Bryan Hitch. Empieza a sonar Azzarello como sucesor y una nueva línea de cómic adulto dentro de Wildstorm que se sumaría a la existentes Homage y Cliffhanger, que continúan.

Y entonces sucede el 11 de Septiembre.

EL DISMINUIDO OJO DEL HURACÁN

Patriotismo patrio en Authomatic Kafka.

La nueva sensibilidad surgida a raíz de los ataques terroristas al world trade center se deja ver en todos los sectores del entretenimiento americano y el cómic no iba a ser menos. Y probablemente el título que se verá más afectado será la bandera de la revolución del Universo Wildstorm: la brutal Authority, un cómic donde los aviones son usados como armas de destrucción masiva en ciudades arrasadas por ataques externos.

A partir de este punto comienza a hacerse aparente el peso editorial de DC en Wildstorm que, aunque lo parezca, ya no es una pequeña y dinámica editorial californiana sino que forma parte de un enorme conglomerado empresarial y cuyos “nuevos jefes” son especialmente sensibles a los múltiples cambios socio-políticos. Como ya hemos dicho el primer síntoma de esta nueva situación se dejará ver en Authority, la recta final de la etapa Millar estará marcada por los retrasos y la censura. Los proyectos de Hitch y Azzarello serán cancelados y la colección más exitosa del momento queda en un hiato.

Authority censurada.

Todo el proyectado relanzamiento editorial, que iba a girar en torno a ese sello adulto llamado Eye of the Storm, sufrirá una serie de cambios y retrasos. Aunque hay títulos cuya publicación se llevará a cabo sin demasiadas alteraciones, como los Wildcats 3.0 de Casey y Nguyen, donde una vez deconstruídos el grupo en su anterior volumen, el guionista lleva ahora un proceso de reconstrucción centrado en el potencial para cambiar el mundo de las corporaciones, en este caso en manos de un benefactor tan bienintencionado como alejado de la humanidad. Casey también realizará otras interesantes propuestas dentro de la línea, como la interesante Authomatic Kafka (2002-2003) junto a Ashley Wood.

A través de este Eye of the Storm desembarca en Wildstorm nada menos que Ed Brubaker, escribiendo la miniserie Point Blank (2002) dónde a través de Grifter se nos muestra el universo Wildstorm bajo una mirada más adulto y nos presenta el que será su gran título para la editorial y el inicio de una de las relaciones creativas más provechosas del medio junto con el dibujante Sean Phillps: Sleeper (2003-2004). Sleeper es el gran cómic de Eye of the Storm, las desventuras del agente doble Holden Carever en la organización del recuperado e inhumano Tao se convierten en un remarcable éxito de crítica si bien no de público. Esto último se convertirá en uno de los lastres de la línea.

Sleeper.

¿Y qué pasa con Authority? Pues finalmente será relanzada el 2003 a cargo del guionista Robbie Morrison y el dibujante Dwayne Turner. Decir que se ha perdido “el momento” es quedarse corto. En 2002 ya se ha lanzado The Ultimates en Marvel por parte de los propios Millar y Hitch, se ha dado un paso más allá en la propuesta original del cómic pero es que, además, el guionista opta por una aproximación terriblemente convencional en un cómic cuya fama radica en ser innovador mientras que el estilo del dibujante está a años luz de la espectacularidad que caracterizó la serie. Este volumen dos resulta una triste sombra de su predecesor.

Otro fracaso es el nuevo volumen de Gen 13, Adam Warren cancela el primer volumen por falta de ventas y en 2002 se relanza el grupo fuera de la línea adulta. La aproximación en este caso pasa por fichar a Chris Claremont, el patriarca mutante crea un grupo formado por personajes de nueva creación y alejados del concepto original. Tener a alguien como Claremont escribiendo adolescentes del s.XXI es un claro ejemplo de miopía editorial y la serie se saldará con un sonoro fracaso.

¿Y QUÉ PASA CON JIM LEE Y ALAN MOORE?

Los Gen13 de Claremont.

Jim Lee bien, gracias. Lee ha ido prosperando dentro del aparato editorial de DC Comics, no solo plegándose a las decisiones tomadas por la compañía sino trabajando en sus personajes como en el exitoso Batman: Silencio.

Alan Moore por su parte está cada vez menos contento con la situación. El guionista ha tenido que hacer frente a la censura algo estúpida de la editorial en las páginas de su Liga de los Caballeros Extraordinarios y ya tiene bastante claro que va a poner fin a su colaboración con Lee. Y así empieza a plantear el cierre de la línea.

Pero no se vayan todavía, queda cuerda para un rato. En la próxima parte hablaremos de las consecuencias de la marcha de Alan Moore, así como del nuevo relanzamiento Universo Wildstorm tras el fiasco post-11-S de Eye of the Storm.

¡Nos vemos en la Zona!

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Aquellos Maravillosos Años 90: WILDSTORM PRODUCTIONS (II)

Continuamos con este repaso a la historia de Wildstorm Productions, si en la primera parte indagamos en los primeros años de la compañía, a continuación vamos a ver cómo pasó de un interesante sello de Image Comics a editar algunos de los cómics más revolucionarios e importantes de la época.

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PARTE 2: SE DESATA TORMENTA

DESPUES DEL FUEGO

Stormwatch.

Tras Fire From Heaven, Wildstorm y, naturalmente, sus series, sufrieron las inevitables reconfiguraciones derivadas de estos eventos destinados a “cambiarlo todo para siempre”. Algunas series fueron canceladas, como es el caso de Deathblow, para hacer sitio a nuevos títulos, como Savant Garde. Hubo títulos que mantuvieron sin cambios creativos significativos, como Gen13 o Wetworks, mientras que otros sí que sufrieron variaciones tras el crossover, como WildC.A.T.S, que perdió a Alan Moore y recuperó a Brandon Choi, perdiendo completamente el interés.

Stormwatch fue otra de las series cuyo equipo creativo cambió y la llegada del nuevo guionista se convertiría en un revulsivo para el sello editorial: Warren Ellis llegaba en el número #37. El escritor británico había debutado en el mercado americano en 1994, al contrario de muchos de sus coetáneos, como Garth Ennis, Ellis no había logrado desembarcar en Vertigo y se había visto obligado a destilar sus intereses en títulos puramente superheróicos en Marvel, entre otras colaboraciones para diversas compañías, entre ellas Wildstorm, donde tras realizar un par de olvidables capítulos para el crossover Fire From Heaven pasaría a escribir la mentada Stormwatch.

El debut de Ellis.

En el sello del siempre avispado Jim Lee nuestro guionista se topó con una libertad que ninguna otra editorial mainstream le había brindado hasta el momento. Así que, con dibujos de Tom Raney, Warren Ellis adaptó la serie a sus inquietudes del momento, desechándose (y muchas veces burlándose directamente) de todos los personajes y conceptos anteriores que consideraba ridículos, reformulando los que consideraba válidos y añadiendo nuevos. De la noche al día, el cómic pasó de ser un título de acción noventero más a una colección donde se exploraban temas de conspiraciones políticas, juegos de poder y ciencia ficción muy del gusto del autor, que se dedicaba a reflexionar a veces sobre la naturaleza del superhombre e incluso explorar la historia del cómic americano.

Igualmente interesante aunque menos exitosa fue DV8, otro de los nuevos títulos lanzados tras Fire From Heaven y del también se encargo Warren Ellis, un cómic donde sacaba a pasear su vena más nihilista y que abandonó de forma temprana por desavenencias con el dibujante.

Era 1997, los años dorados de Image Comics habían quedado atrás con el fin de la burbuja de la especulación y las primeras cancelaciones ya se habían empezado a dejar ver entre varios socios, junto con las rencillas, que habían supuesto la expulsión de Rob Liefeld de la compañía, que había acabado llevándose a Alan Moore a su nueva empresa. Aunque Wildstorm todavía publico varios trabajos del guionista de Northampton con sus personajes con las miniseries de Deathblow y Vodoo, esta última, por cierto, tiene fama de ser el peor trabajo del barbudo.

Y mientras tanto, ¿dónde ha estado Jim Lee? Pues en Marvel.

EL PLAN MAESTRO

FF en Heroes Reborn.

En una de las más sonadas bajadas de pantalones del mundo del cómic, movida por diversas circunstancias ajenas al mundillo editorial y relacionadas con hombres de traje poco familiarizados con lo que es un tebeo, Marvel Comics volvió a contratar a dos de los “fugados” de Image: Rob Liefeld y, sí, Jim Lee. En el caso que nos ocupa, el multimillonario contrato establecía que Jim Lee y sus Wildstorm Productions se encargarían de realizar para Marvel las colecciones de Los Cuatro Fantásticos e Iron Man, que empezarían desde cero en un nuevo universo creado en exclusiva para que ellos y la gente de ROB! reiniciasen su versión del Universo Marvel.

El éxito de la jugada fue relativo, ya que su planteamiento buscaba reproducir las ventas de 1991, algo directamente imposible tras el colapso del mercado, por lo que pronto quedó claro que el contrato debía ser renegociado y no iba a superar el año. Liefeld abandonó cuando se le planteó esta nueva situación pero Lee, hombre de empresa, aceptó la oferta a la baja y se encargó de finalizar tanto sus series como Capitán América y Vengadores, abandonadas por ROB!

Pero resulta que detrás de estos movimientos destinados a congraciarse con la editorial están relacionados con la intención última de Jim Lee: vender Wildstorm Studios. Aunque no se sabe exactamente en qué punto se tomó la decisión (he llegado a leer que ese era el plan de Lee desde el principio), el dibujante y ahora empresario de origen coreano pretende vender su sello editorial a una de las grandes. En esta época comienzan las negociaciones con Marvel, con la que incluso se plantea continuar realizando un movimiento similar al de Heroes Reborn sólo que esta vez situado dentro del Universo Marvel y con personajes segundones, como Nick Furia o los Defensores, el germen de lo que acabaría siendo el Marvel Knights con la Event de Quesada y Palmiotti.

¿Y WILDSTORM QUÉ?

El crossover del momento.

Uno de los beneficios de la nueva relación entre Lee y Marvel será la publicación de diversos crossovers entre las compañías, entre ellos un muy sonado X-Men/Wildcats que contó con cuatro números a cargo de algunos de los autores más importantes de ambas compañía.

Así que pese a la complicada situación del cómic USA, Wildstorm sigue funcionando bien y adaptándose a la nueva situación. Pese al interés de la crítica Stormwatch parece no acabar de funcionar, con la intención de mejorar sus ventas, la serie será relanzada en su número #50 con un nuevo volumen a cargo de Oscar Jimenez primero y un tal Bryan Hitch después, que se desarrollará entre 1997 y 1998. Y así, mientras colecciones “clásicas” (con todo el noventerismo que esto implica) como Wetworks o Backlash van cayendo, otras se mantienen, como WildC.A.T.s o Gen13, que aguanta la salida de su creador J.S. Campbell.

Hablando de Campbell, este, junto a los otros dos dibujantes hot del momento: Humberto Ramos y Joe Madureira, lanzarán sus nuevas (y terriblemente irregulares) cabeceras en su propio sello dentro de Wildstorm: Cliffhanger. De nuevo el ojo de Lee a la hora de atraer autores a sus costas queda más que probado. Y no hay que olvidar que Homage, su otro sello “de autor”, continúa con títulos como Astro City, Stranger in Paradise o Leave it to Chance.

Preview al modelito.

Pero eso no es todo, quizá con la intención de mostrar una compañía lo más exitosa posible para sus potenciales compradores, Lee realiza su esperadísimo regreso a los lápices en un nuevo título. Los rumores serán muchos y las expectativas serán muy altas hasta el lanzamiento de Divine Right. Aunque los anuncios originales hacen pensar de otra manera el título resulta estar totalmente integrado en el Universo Wildstorm y se salda con el éxito esperable del dibujante coreano pero sin desatar ninguna locura.

Otra serie que debuta, en este caso discretamente, durante esta época es Planetary, un cómic destinado a explorar el Universo Wildstorm a cargo de Warren Ellis y John Cassaday, que había trabajado un año antes en un título del sello Homage Comics: Desperadoes.

LA EXPLOSIÓN

Será 1999 el año en el que Wildstorm se convertirá en la editorial más innovadora del mainstream americano a raíz de diversos lanzamientos. Hay que señalar que por aquellas fechas el volumen de publicaciones de la editorial ya no era el de sus años más boyantes, con Gen13 como única publicación de los primeros tiempos que mantenía su numeración original. Ya que WildC.A.T.s, la colección señera del sello, es cancelada con su número #50 para dar paso a Wildcats, una nueva serie con un equipo creativo de lujo sobre el papel: el guionista Scott Lobdell (esperad) es uno de los contactos de Lee durante su período Heroes Reborn, el guionista encargado de realizar las series mutantes durante uno de los periodos más exitosos de franquicia, entiéndase esto como que las series no se hundieron en un momento de bajón generalizado de ventas, había caído en desgracia en Marvel y se pasaba a Wildstorm. Junto a él, el regreso de Travis Charest, el que fue dibujante revelación en la serie regresaba convertido ya en una poco prolífica estrella. El equipo creativo ya había trabajado en el primer X-Men/WildCATs por lo que la expectación era máxima, y las ventas en principio también, aunque los retrasos pronto harían mella en la serie.

Los Wildcats de Lobdell y Charest.

Pero el verdadero campanazo lo dará Warren Ellis, que junto a Bryan Hitch y con la bendición de la editorial ha decidido darle una última vuelta de tuerca (y un último empujón) a su reflexión sobre el superhombre. El segundo volumen de Stormwatch se cancela, el destino del grupo queda sellado en el crossover Wildcats/Aliens y queda todo dispuesto para el lanzamiento de The Authority.

Ellis, que no había hecho sino ir ganando fama durante todo este tiempo, aprovecha el estilo de un Hitch en estado de gracia para llevar al cómic el concepto del widescreen, el blockbuster veraniego. Si bien es cierto que no hay nada necesariamente nuevo en la base del planteamiento, una idea parecida ya había sido tratada por Morrison en su JLA, el espectacular dibujo unido al distanciamiento irónico y el minimalismo del guionista convierte la serie en la gran sorpresa del año y pone todos los focos en el sello de Jim Lee.

Widescreen para todos.

Pero aún hay más, ese mismo año Wildstorm lanza America’s Best Comics, un sello editorial destinado a publicar un total de cuatro series escritas por nada menos que Alan Moore, que recordemos que por aquella época se hallaba en un “período reconstructivista” con el que el autor pretendía devolver a los superhéroes a su esencia de diversión. Moore había iniciado ese camino en el Supreme de Rob Liefeld, que le dio total libertad para rehacer su universo de clones sin pies, primero en Image y después en Awesome, pero la poca seriedad de EL CREADOR, produjo el colapso de la editorial y la marcha de Moore bastante mosqueado. De nuevo se presenta el Jim Lee editor que le ofrece al de Northampton toda la libertad de la que disponía en “casa ROB!” con la estabilidad financiera de la que han gozado todas las empresas bajo la batuta de Lee. Moore acepta.

Y entonces DC Comics compra Wildstorm Productions…

Hasta aquí hemos llegado, en la tercera parte exploraremos las causas y las consecuencias de la compra de Wildstorm por parte de DC.

¡Nos vemos en la Zona!

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Aquellos Maravillosos Años 90: WILDSTORM PRODUCTIONS (I)

Hace ya casi una década que desapareció Wildstorm, sello editorial fundado por Jim Lee en plenos ’90 y que, pese a que habrá gente que ni lo recuerde, fue donde realmente se fraguó la revolución del cómic de superhéroes de principios del S.XXI que ha acabado dándonos tantas alegrías como penas. A continuación vamos a repasar la trayectoria de esta editorial desde sus orígenes noventeros hasta su final, enterrada entre los múltiples sellos DC, y cómo contó con propuestas tan avanzadas y recomendadas como la sempiterna Authority.

WILDSTORM PRODUCTIONS
PARTE I: DEL HOMENAJE A LA TORMENTA

ORIGENES SECRETOS

El germen de Wildstorm se encuentra en los Homage Studios, que aunaba a un grupo de artistas que trabajaban bajo un mismo techo, gente como Jim Lee, Whilce Portacio o Marc Silvestri. Estos autores, a su vez, formaban parte del grupo de artistas que, alejándose de las grandes editoriales, se lanzaron a fundar su propia editorial y sus personajes en 1992.

La irrupción de Image Comics en el mercado americano supuso un revulsivo sin precedentes en la industria, en el caso de Jim Lee esto se tradujo en el éxito comercial de WildC.A.T.s, la serie de creación propia realizada junto a su viejo amigo Brandon Choi que narra las aventuras de un equipo de superhéroes que guardaba similitudes con cierto grupo de mutantes Marvel. Las ventas son tales que al dibujante (del mismo modo que al resto de fundadores de Image) pronto le queda claro que existe una creciente demanda de productos Image, cosa que le llevará a reproducir métodos de las grandes editoriales.

Backlash. Pues eso.

El dibujante metido a hombre orquesta empieza a desarrollar nuevos conceptos para Image, pero para producir estas nuevas series el estudio tendrá que crecer, necesitará más personal, así que se empiezará a buscar y contratar nuevos talentos. De esta manera Homage Studios dará paso a Wildstorm Productions, un subsello dentro de la propia Image que identificará los productos lanzados y supervisados por Jim Lee. Por cierto, Marc Silvestri abandonará Homage para fundar su propio sello: Top Cow.

Jim Lee es un hombre con ojo para los negocios, ya era conocido como un hombre de empresa en sus tiempos de Marvel, su marcha a Image dotó a la compañía de una seriedad que probablemente no hubiera contado de contar simplemente con autores más polémicos, como McFarlane. Gente muy crítica en los primeros tiempos de la editorial, como Peter David, siempre reconocieron no poder sacarle un ‘pero’ a las siempre medidas declaraciones del dibujante de origen surcoreano. Esto quedará patente en su estrategia a la hora de lanzar y establecer Wildstorm Productions.

Sirva como ejemplo que los primeros tiempos de Wildstorm se caracterizarán por su seriedad y regularidad en los lanzamientos. En una convulsa época en la que los títulos de Image se caracterizan por continuos retrasos, cancelaciones, cambios de equipos creativos y demás idas y venidas, la línea de Jim Lee, junto a la de Todd McFarlane, se convertirá en la más estable de la editorial.

El primer Stormwatch.

Junto a su amigo de la infancia y co-guionista ocasional, Brandon Choi, Lee lanzará una serie de cabeceras al amparo de sus WildC.A.T.S, así nacen tanto miniseries destinadas a expandir la historia de los personajes del grupo, por ejemplo la miniserie Wildcats Trilogy (1993), como títulos destinados a ahondar en el rincón del Universo Image (que entonces todavía existía) controlado por el dibujante: series como Stormwatch y Deathblow en 1993 o Backlash y Gen13 en 1994. Inicialmente todas estas colecciones quedaban a cargo de los habituales del sello, esto es, guionistas como el mentado Brando Choi y jóvenes promesas terriblemente influenciadas por el estilo de Jim Lee como Terry Shoemaker, Scott Clark, Dan Norton o Brett Booth.

En estos primeros años de Wildstorm ya empieza a quedar patente la habilidad de Jim Lee como editor, mientras los socios fundadores más visibles de Image se habían dedicado a despotricar del papel del guionista y el editor en el cómic de superhéroes Jim Lee, quizá consciente tanto de sus carencias como de las de su amigo del alma Brandon Choi, comienza atraer a su sello a una serie de guionistas con solera. Así ya en 1994 llegan autores como Ron Marz, escritor de Green Lantern y Silver Surfer, James Robinson, pujante estrella responsable de The Golden Age y Starman para DC y nada menos que Chris Claremont, el por aquel entonces todavía muy extrañado patriarca mutante responsable (junto al propio Lee con el que vuelve a reunirse) de aquel X-Men nº1 de ventas millonarias.

Finalmente señalar que en 1994 también verá la luz bajo el sello de Jim Lee Wetworks, serie plenamente integrada en el universo de Lee y a cargo de Whilce Portacio, esto convierte a Wildstorm en el único sello de Image que aúna a dos de los socios fundadores de la editorial.

SE AVECINA TORMENTA

En 1995 se produce el primer crossover a gran escala de lo que ya podemos llamar Universo Wildstorm, que cuenta con ocho colecciones regulares, a las ya señaladas se les han unido ese mismo año Grifter, centrada en el popular personaje de los WildC.A.T.s y Unión, personaje de nueva creación. Además de múltples miniseries (Spartan, Zealot, Team 7… ) y especiales (Stormwatch Team One, Grifter One Shot... )

Aunque los cruces han formado parte del sello desde sus orígenes (al fin y al cabo estamos en los ’90) este se trata del primer gran cruce y que seguirá los preceptos de la época, esto es cambiarlo todo. Sólo que en este caso sí que habrá algo de eso: tras el crossover los WilC.A.T.s desaparecen y Alan Moore pasa a encargarse de una cabecera sin protagonistas. Moore llevaba coqueteando con Image desde prácticamente los orígenes de la compañía, cuando Todd McFarlane lo fichó a golpe de talonario para realiza un número de Spawn. El celebrado guionista, que llevaba un tiempo retirado del cómic de superhéroes, había realizado diferentes proyectos dentro de Image pero fue Jim Lee el que le convenció para realizar un encargo de carácter regular, he aquí de nuevo las habilidades sociales de este dibujante metido a empresario.

Gen13, Brandon Choi y J.Scott Campbell

Pero Moore no será el único aliciente de esta nueva etapa de la serie señera de Wildstorm, un Jim Lee cada vez más enfrascado en los tejemanejes editoriales ha abandonado el trabajo regular como dibujante y ha dejado los lápices de la serie en manos de una joven promesa llamada Travis Charest que no hace sino mejorar a pasos agigantados, llamando cada vez más la atención del público, ahora junto a Alan Moore.

Otro artista surgido del sello que despega definitivamente en 1995 es J. Scott Campbell en Gen13, esta serie se convertirá en el sleeper de la editorial, ganará una fama inesperada en menos de un año convirtiéndose en una de las series más populares de la época y a Campbell en el primer dibujante hot aupado por el gran público sin haber trabajado jamás para una de las grandes editoriales.

Y mientras Wildstorm continúa creciendo, siendo cada vez más un reflejo a pequeña escala de una gran editorial americana, cuenta con su propio y creciente universo superhéroico del que se encargan una serie de autores contratados al que se le añade un nuevo subsello: Homage Comics, destinada a aunar títulos de creación propia, como si de Marvel y Epic se tratara. Homage Comics cuenta entre sus propuestas iniciales con nada menos que la primera miniserie de Astro City de Kurt Busiek, Brent Anderson y Alex Ross. En 1995 el impacto y las reivindicaciones de Marvels (1994) se están empezando a dejar ver en el cómic americano y Busiek está empezando a convertirse en uno de los guionistas más cotizados del mercado americano, estamos pues, ante otra victoria del sello de Lee.

Y las series van y vienen y en 1996 se lanza, por supuesto, un nuevo crossover, Fire From Heaven, mucho más ambicioso y noventástico que el anterior. Estamos hablando de 25 partes que comprenden dos números de las seis series regulares de la compañía activas por aquel entonces, además de dos miniseries y dos especiales, todo para montar una especie de versión extraña de Crisis en Tierras Infinitas al mismo tiempo que se explica el origen de algunos de los personajes de la compañía. Una de las miniseries implicadas en el invento, bastante mediocre por cierto, está escrita por un recién llegado a la editorial, un tal Warren Ellis.

Ojo cuidao.

Lo dejamos aquí, en la próxima parte explicaremos cómo un sello editorial solvente pero en general montonero pasó a convertirse en la editorial de algunas de las mejores series de la época. Además de qué estuvo haciendo Jim Lee mientras tanto y cuáles eran sus planes no-tan-secretos.

¡Nos vemos en la Zona!

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#ZZYearSix: 25 años de… GHOST RIDER 2099, de Len Kaminski y VV.AA

¡Cumpleañeros saludos, zhéroes!

Por sexto año consecutivo celebramos nuestro aniversario de la única manera que sabemos: reseñando cosas sin parar. 
Como ya viene siendo tradición, a lo largo de esta semana estamos publicando reseñas sobre obras emblemáticas que, al igual que nosotros, cumplen años y que aún no habíamos recogido en nuestro cada vez más voluminoso catálogo.

Pasad, acomodaos en nuestro #ZZYearSix y… ¡que no os lo cuenten!

 


Título original
:

Ghost Rider 2099
Sello: Marvel Comics
Guionista: Len Kaminski
Artistas:
Chris Bachalo, Mark Buckinham, Kyle Hotz, Steve Pugh, Ashley Wood
Colorista: Christine Scheele
Contenido: Ghost Rider 2099 #1-25
Publicación USA: May. 1994 – May. 1996
Publicación España: Nov. 1995 – Ene. 1996 (Forum)
Valoración: Ride the Lightning

 

25 AÑOS DEL FUTURO OFICIAL DE MARVEL

Sonríe, que el futuro está negro.

Se cumplen 25 años de Marvel 2099, una de las muchas sonadas ideas de la Marvel de principios de los 90. Mientras desde la editorial ya están encargándose de lanzar los respectivos especiales de celebración de la línea desde aquí vamos a repasar un poco sus orígenes.

Marvel 2099 es una ambiciosa línea editorial lanzada el 1992 por la Marvel de Tom DeFalco. Estamos en medio del boom del mercado, con los números 1 de ventas millonarias, las portadas metalizadas, y la proliferación de series como setas… Esta situación lleva a las altas esferas editoriales a instar al Editor en Jefe a recuperar un concepto que llevaba dando vueltas desde 1990 cuando Stan Lee anunció que preparaba junto a John Byrne The Marvel World of Tomorrow, una serie situada en el “futuro oficial” del Universo Marvel. Aquel poryecto había quedado más o menos aparcado tras la marcha de Byrne hasta 1991, cuando DeFalco reactiva el proyecto.

Con el editor Joey Cavalieri al frente del proyecto empieza a fraguarse Marvel 2093, una línea que acogerá una serie de títulos situados exactamente 100 años en el futuro del Universo Marvel. Finalmente la línea será rebautizada como Marvel 2099 y en 1992 se lanzarán las primeras series: a un predecible Spider-Man 2099 se le suma Ravage 2099, título con nuevo personaje creado y escrito por el propio Stan Lee. A estas series se les irán sumándonuevos títulos ¿Cuáles serían las elegidas? ¿Los Vengadores 2099 quizá? Nada de eso, estamos en los ’90 y sólo los personajes más populares de la editorial merecen contar con su versión futurística, así en 1993 llegan títulos como Punisher 2099 o X-Men 2099 y la serie que nos ocupa, Motorista Fantasma 2099, en 1994.

LAS BASES DEL FUTURO

En el futuro, todos calvos.

Aunque mucha gente lo ha olvidado (o simplemente no se ha enterado), bajo el mano de Cavalieri la línea 2099 fue un reducto de calidad dentro de una Marvel que iba perdiendo paulatinamente el norte a merced de clones, crossovers y series mutantes. El editor se encargó de reunir para sus títulos unos equipos creativos que, si bien no se encontraban entre las vacas sagradas de la época (que todos sabemos cómo eran) eran autores por encima de la media del cómic americano de la década, gente como Peter David, Rick Leonardi, Pat Mills o los autores encargados de lanzar nuestra serie: Len Kaminski y Chris Bachalo.

A estas alturas y con más de 30 años de carrera poco hay que comentar sobre Chris Bachalo, que por esta época llevaba menos de un lustro en el negocio pero que ya había firmado alguna de sus colaboraciones más recordadas con Neil Gaiman. Por aquella época su etilo distaba bastante del actual, aunque detallista y alejado del realismo más convencional, se apoyaba en las líneas gruesas y presentaba un estilo más claro.

Que te atrapo, leche.

El que quizá necesite más presentación es el muy injustamente olvidado y obviado Len Kaminski. Kaminski era uno de esos editores de la Casa de las Ideas que acabaron convertidos en guionistas, algo bastante habitual en la época. Si bien en muchos casos esto resultó en cómics directamente infumables, como en el caso del merecidamente denostado Terry Kavanagh, Kaminski resultó ser un guionista competente y con ideas, un autor que tuvo la desgracia de desarrollar su carrera en uno de los momentos más convulsos y desagradecidos de la industria del cómic.

La obra de Len Kaminski no es especialmente extensa, y, tristemente, parece desaparecer del mundo del cómic a principios del s.XXI, así que vamos a señalar algunas de las aportaciones con las que el lector ocasional puede estar más familiarizado: Se trata del creador de Máquina de Guerra, personaje introducido como tal en su más que recomendable etapa al frente del Vengador Dorado, donde ya introdujo conceptos con los que autores posteriores, como Warren Ellis, Bendis o Dan Slott han reintroducido o manejado en los últimos años. También es el creador de Slapstick (1992-1993), ese supehéroe “a lo Looney Toon” a medio camino entre lo ridículo y lo siniestro que se ha dejado ver por las series de Masacre durante el último lustro. Por último, los lectores más recientes quizá tengan ocasión de descubrirlo a través de una de las cuatro miniseries de Veneno de los 90 legibles: Veneno: El Ansia (1996).

BIENVENIDOS A TRANSVERSE CITY

De entre los muertos.

El flamante equipo creativo nos desplaza Transverse City, una curiosa aglomeración urbana situada entre Detroit y Chicago. Originalmente diseñada como el punto de salida para una superautopista transcontinental, los sobrecostes y la corrupción dejaron el proyecto inacabado convirtiendo a Transverse City en una pesadilla urbana de altos edificios y enormes carreteras de hasta 20 carriles donde no existe una autoridad central y la corporación D/MONIX extiende su influencia por la urbe.

Aquí vive Kenshiro “Zero” Cochrane, un cyberhacker al más puro estilo ciberpunk de los ’90, esto es, capaz de conectar su sistema nervioso a la red para “navegar”. Pero la tendencia natural de nuestro protagonista a meterse en líos acaba costándole cara, siendo asesinado en el momento en el que se encuentra en el ciberespacio, quedando su conciencia atrapada en este. Es aquí cuando entra en escena Ghostworks, un misterioso grupo de inteligencias artificiales que viven en los más recóndito de la red. Este grupo de lo que parecen ser inteligencias artificiales ha estado observando con disgusto como “disfuncionales agencias sociales y económicas manipuladas por líderes corruptos están llevando a la cultura humana al desastre” y consideran que la avaricia y la estupidez son virus que están destruyendo la civilización humana. Para hacer frente a esto consideran que es necesario crear un anti-virus que funcione como figura simbólica, como “hombre-del-saco” para la sociedad decadente y la naturaleza maleducada, arrogante y anti-sistema de Zero lo convierten en el candidato perfecto para convertirse en esa figura.

…y juro que me vengaré en esta vida o en la otra.

Así que si el Motorista Fantasma original tenía un origen sobrenatural este lo tiene plenamente artificial, Ghostworks procura a la conciencia de Zero Cochrane de un cuerpo robótico de reminiscencias plenamente sobrenaturales, que no duda, montado en moto y motosierra en mano, en empezar su nueva labor buscando a sus ejecutores. Por supuesto, la irrupción del Motorista Fantasma en Transverse City causará problemas a D/MONIX, que no dudará en poner en marcha toda una serie de planes de contingencia destinados a identificar al vengador motorizado al mismo tiempo que buscan destruirlo a través de sus amigos. Pero eso no es todo, y es que quizá las razones de Ghostworks para crear al Motorista Fantasma no sean tan simples como parecen.

Hay que señalar que antes de que concluya el primer arco argumental Bachalo abandona la serie tras apenas tres números, pero su sustituto estará a la altura. Mark Buckingham es otro dibujante que no necesita presentación, de larga trayectoria profesional, es especialmente conocido por su trabajo en Fábulas (2002-2005). Dibujante de estilo camaleónico, por aquella época su trazo estaba tremendamente influenciado por el de Bachalo, hasta el punto de llegar a convertirse en su “sustituto oficial” en varios títulos, entre ellos el que nos ocupa. Esto permite la continuidad gráfica hasta el debut de Kyle Hotz, encargado de cerrar el primera año de la serie. De estilo oscuro y feísta, Hotz encaja a la perfección con el tono urbano, tecnológico y oscuro de la serie.

ICONOCLÁSTIA CIBERPUNK

Ghostworks.

Dejando de lado el apartado gráfico, el trabajo de Kaminsky al frente de la serie es remarcable. El guionista nos muestra un futuro distópico que, en la mejor tradición del género, no deja de ser una versión exagerada del presente. Con un Zero completamente fuera de sí, destrozando los televisores que anuncian productos para el control social al mismo tiempo que muestran noticias sobre la corrupción, para finalmente, agotado, decir: “Oh tío. Esta…civilización… apesta”.

Pero no nos llevemos al engaño, nuestro protagonista no es un héroe, ni mucho menos, y ahí radica otro de los aciertos del escritor: Además de anti-sistema, Zero es egoísta, frío y está lleno de odio, un odio que no duda en extender por Transverse City, mostrando muy poco aprecio por la vida humana, matando sin demasiados remordimientos, muchas veces figuras de autoridad.

Es la hora del remozado cyberpunk.

Sorprende este enfoque en una Marvel que unos años después caería en la mediocridad más homogénea y es que, la mezcla del boom de ventas y la creación de Vertigo en 1993, en la editorial se colaron una serie de conceptos que difícilmente volveremos a ver posteriormente. Zero no deja de realizar comentarios muy poco sutiles sobre lo que ellos consideran son los problemas de la sociedad sin dejar títere con cabeza: política, religión, economía…

Todo esto sin olvidar que estamos ante un cómic de superhéroes de la época, donde el comentario social queda en segundo plano frente a la acción pasada de roscas entre seres sintéticos de toda índole, que derivan en un cierre del primer año que promete cambios importantes en el protagonista. Y es que, repetimos, estamos en los ’90, y aunque Cavalieri logró mantener a la linea 2099 alejada de los demanes editoriales más absurdos, también tuvo que llegar a compromisos destinados a sacudir el statu quo y generar interés en el lector ante las cada vez más menguantes ventas una vez reventada la burbuja especulativa.

LLEGÓ LA LEY

Llegó, llegó…

Cavalieri escogió la propuesta del prometedor nuevo guionista de Doom 2099 para sacudir el mundo del mañana. Warren Ellis establecía a un Doctor Muerte llevando a cabo un golpe de estado en los USA, arrebatándole el control del país a las megacorporcaciones. Esto se dejaba ver en todas las series de la línea, y en el caso de Ghost Rider 2099 esto se traduce en Cochrane convirtiéndose en agente del remozado SHIELD del Muerte. El guionista establece con habilidad la nueva situación, mostrando las contradicciones de tener un anti-sistema convertido en parte de este, con las contradicciones y conflictos resultantes. Sobre todo cuando nuestro protagonista empiece a dudar de sus propios pensamientos, sospechando que tanto Ghostworks como Muerte pueden haber estado trasteando con sus pensamientos.

Los lápices de este segundo año de la serie caen en, curiosamente, varios colaboradores habituales de Warren Ellis en Doom 2099. Por un lado Steve Pugh, británico procedente de Vertigo con un estilo más limpio que el de su predecesor pero que comparte la tendencia a la exageración. Por el otro Ashley Wood, que por aquella época presentaba un estilo oscuro, sucio y feísta y se mantenía alejado de la niebla sepia que se convertiría en su sello personal la siguiente década. Ambos autores continúan encajando a la perfección con el tono sucio, desangelado, tecnológico y violento de la serie, sobre todo el segundo, si bien hay que señalar que la narrativa se resiente.

Desangelado del infierno.

El gobierno de Muerte caerá y la serie entrará ya en su recta final, estamos en 1996 y, tras los excesos de principios de la década, el mundo del cómic está en recesión y Marvel en bancarrota. No hay nada que parezca evitar la sangría de ventas y las series de Marvel 2099, nacidas al amparo del boom, están padeciendo los efectos del fin de la burbuja y la línea sufre una drástica reformulación. Ghost Rider 2099 será cancelada con el número #25 donde nuestro protagonista acabará en un punto ciertamente diferente al que estaba al principio de su serie y donde el equipo creativo se las apaña para cerrar gran parte de las tramas. Aunque el destino final del personaje, que no volverá a asomar por las páginas de ningún cómic, quedará indirectamente sellado cuando Transverse City sufra los efectos de la inundación global que cercenó la línea.

Nos quedan 25 números de una olvidada serie que merece ser rescatada y reivindicada, uno más de los múltiples títulos respetables que quedaron enterrados en la vorágine especulativa de los noventa al que nunca le viene mal echarle un ojo.

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¡Nos vemos en la Zona!

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MAJOR BUMMER, de John Acurdi y Doug Mahnke

 


Título original:
The Complete Major Bummer Super Slacktacular TPB

Sello: Dark Horse Comics
Guionista: John Acurdi
Artista: Doug Mahnke
Colorista: Carla Feeny, Allen Jamison
Contenido: Major Bummer #1-15 (Ago. 1997 – Oct.1998; DC Comics)
Publicación USA: Septiembre 2011
Publicación España:
Valoración: A sus órdenes, o lo que sea.

 

Major Bummer es un título bastante insólito, más que por su temática (que también) por su publicación, siendo un título de creación propia originalmente editado bajo el sello de DC Comics a finales de los ’90. Estamos ante una serie cuyos elementos la sitúan antes en el campo de la autopublicación o las pequeñas editoriales independientes del momento que en la editorial de Superman. Pero a este respecto hay que recordar que, superado lo más crudo de la década, DC destacó por ser la editorial mainstream más innovadora del momento, tanto por el nacimiento del sello Vertigo como por su -relativa- libertad creativa, así como su política en cuanto a los derechos de autor, que es la que propició la publicación de esta serie.

PERO ¿DE QUÉ VA ESTO?

Nuestro héroe.

Major Bummer nos cuenta las aventuras de Lou Martin, Lou es un mediocre postadolescente americano de finales de los ’90 cuya su máxima aspiración vital es trabajar lo mínimo y jugar a videojuegos. Desgraciadamente su plan vital de escurrir el bulto se va a ver alterado cuando reciba, por error, un paquete que le convierte en el musculoso líder superpoderoso del grupo de superhéroes más lamentable jamás concebido. Paquete enviado por dos alienígenas universitarios y fumetas cuyo proyecto de fin de carrera consiste en estudiar los efectos de los superpoderes en sociedad humana.

Esta es la premisa concebida por John Arcudi y Doug Mahnke. Arcudi es un guionista de carrera sólida pero poco conocido entre el gran público, principalmente porque la mayoría de sus trabajos se han desarrollarse en el mercado independiente donde, además de trabajar en varios títulos derivados del Hellboy de Mignola, también ha escrito multitud de series para Dark Horse, títulos como Alien, Terminator, Predator o La Máscara, donde conoció y colaboró por primera vez con Dough Mahnke. Por su parte, la carrera de Mahnke ha sido mucho más vistosa que la de su compañero, artista de figuras rotundas y con tendencia a la exageración se ha movido por títulos punteros de DC Comics como puede ser La Liga de la Justicia, Batman o Superman.

El súpergrupo.

Y volvemos: ¿Cómo acaba semejante concepto dentro de una editorial como DC?  Al parecer Peter Tomasi, por aquella época editor, le pidió a Arcudi, que estaba realizando algún trabajo para la editorial, que le presentara ideas para nuevas series. Aprovechando el interés editorial por publicar cosas diferentes el guionista, entre otras propuestas, presenta, convencido de que la idea jamás será aceptada, “Captain Slackass”, idea desarrollada junto a su colaborador en La Máscara, “Doug es un maestro” decía el escritor, que continuaba: “Un maestro de la expresión del lenguaje corporal, de las viñetas y de la narrativa, concebí la serie con él en mente”.

Pero, contra todo pronóstico, la editorial la acepta. Y eso no es todo, también le permiten conservar sus derechos sobre los personajes aplicando el contrato estándar del momento, similar al que se aplicó a Watchmen, esto es, que los derechos revertirían a los autores en su totalidad si la editorial no mantenía el título en las estanterías.

SUPERHEROÍSMO MANTA

Esto no pasaba con Eisenhower en la oficina.

La serie se mueve entre la parodia y el humor absurdo. Parte con un protagonista cuyo principal curso de acción es la inacción. “Sólo porque una persona esté en contra de tomar acción no significa que la historia no esté llena de esta. Sobre todo con unos personajes secundarios deseosos de ver acción”. Y es que nada más obtener sus poderes Lou se verá lanzado contra su voluntad a una vorágine de tópicos superheroicos retorcidos merced del grupo de superhéroes que se niega a liderar.

Súpergrupo compuesto por una colección de personajes entre impresentables y lamentables, desde El Geko, el único con identidad secreta, delgaducho y enfermizo “superhéroe” con el poder de pegarse a las paredes (¿Eso no es más propio de las arañas?, le pregunta Lou al pedante) y New Age Francis Dutton con su grito sónico que le resulta inutil para la vida diaria, pasando por la sexagenaria Lauren, que cree que su poder es predecir el futuro y la activista niña de papá Val, atraída por los músculos de nuestro protagonista.

Capitan Marvel tiene a Shazam y Lou tiene a estos.

Acto seguido descubrirá que los responsables de sus poderes se los han otorgado por error, ya que el verdadero destinatario era el bienintencionado político y héroe local Martin Lou, y que la única manera de librarse de sus poderes es la muerte. Cosa que nuestros universitarios alienígenas no parecen tener demasiado problema en llevar a cabo. Pero eso no es todo, además de músculos, Lou parece haber obtenido súperinteligencia que sólo parece manifestarse de manera inconsciente, así como la tendencia natural a atraer problemas.

Serie regular para el T.Reich ¡ya!

A partir de ahí, Arcudi y Mahnke juegan con los tópicos del género, nuestro equipo de superhéroes contará con sus propias némesis, proporcionadas por la tesis de nuestros alienígenas, y nuestros supervillanos serán tan lamentables y extraños como era de esperar. Muy a su pesar, Lou se verá arrastrado a participar en las aventuras de su súpergrupo, que tendrá que alternar con su nuevo trabajo de heladero. A partir de ahí se suceden los conceptos disparatados, el ataque de un resfriado alienígena, la llegada de un tiranosaurio nazi que amenaza con colapsar la realidad, un millonario contrato para convertirse en la mascota corporativa de una heladería, un encuentro sobrenatural con una alegre familia nuclear asesinada en los ’50 por su hijo demoníaco… Todo esto mientras nuestro Lou va descendiendo socialmente gracias a sus superpoderes, hasta el punto de ser incapaz de mantener un trabajo como canguro a 3,5 $ la hora. “Un implante alienígena te hace más fuerte que un rinoceronte y más listo que cinco Einsteins ¿y la mejor estrategia que se te ocurre para ganar dinero es ganar concursos de comida?”, así es nuestro héroe.

“Para ser sinceros, no lo entiendo, pensaba que teníamos un ganador con este cómic”, decía el editor antes de anunciar la cancelación de la serie porque “las ventas apestan”Major Bummer cerrará en el número #15 con una historia en tres actos, con caos temporal incluido donde parece que Arcudi aprovecha para presentar, de refilón, algunas de sus ideas para la serie.

DIFERENTE DE LA MAYORÍA DE CÓMICS…
PERO NO DEMASIADO

Más de lo mismo.

Así definía Tomasi una de las virtudes de la serie en su columna de despedida donde, perplejo, se preguntaba sobre la razón de sus bajas ventas. Pero sin ser editores y con la perspectiva que nos da el tiempo podemos señalar que Major Bummer es que no llegó a conquistar a su público potencial tanto por razones editoriales como creativas. Por partes:

Editorialmente la serie estaba en tierra de nadie, ni pertenecía al Universo DC ni era la última propuesta iconoclasta de la “adulta” Vertigo. Era un titulito de humor con una premisa irreverente que parecía encajar más dentro de un sello independiente que sepultada por las decenas de títulos superheroicos de la editorial. Podemos especular diciendo que quizá en una editorial más pequeña y con menores expectativas de ventas el título podría haberse mantenido y ganado culto.

Este out-fit sí que es de culto.

Y a nivel creativo esta ese “diferente de la mayoría de cómics pero no demasiado”. Major Bummer es un cómic diferente, sin duda, especialmente en el lugar y momento de su publicación, pero no es un cómic rompedor, juega con los tópicos del género, pero no lo subvierte, es un trabajo relativamente conservador que se ríe de los tópicos superhéroicos pero no desde la parodia burda y cruel que se popularizaría en el s.XXI.

¿Por qué es recomendable? Porque sigue siendo un cómic divertido, con alguna idea tan genial como absurda y muy bien dibujado. Pocas veces el trabajo de Mahnke ha estado más en sintonía con el tono de una serie. En perspectiva, se trata de la versión superheroica y mainstrem de una de esas comedias cinematográficas de adolescentes vagos (ojo, que no salidos) que empezaron a asomar la cabeza durante aquellos años. Y un vistazo al menos, merece, aunque sea para comprobar que en los ’90 hubo sitio para todo.

¡Nos vemos en la Zona!

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Aquellos Maravillosos Años 90: LOS ÚLTIMOS DIBUJANTES HOT

ADVERTENCIA

Las opiniones vertidas aquí son personales e intransferibles y se basan en una interpretación del autor de una serie de situaciones y movimientos editoriales que admiten otras aproximaciones.

¿QUÉ ES UN DIBUJANTE ‘HOT’?

Los dibujantes populares, seguidos por los aficionados, requeridos por editores y promocionados a conveniencia han existido siempre. Desde los dibujantes de determinadas páginas de prensa a los autores fan-favourites de los 80 como podían ser Simonson, Miller o Byrne. Sin embargo, en esta ocasión nos vamos a centrar en el concepto del dibujante hot tal y como fue definido en los años 90, la década por antonomasia de los dibujantes.

A la hora de establecer el dibujante hot noventero prototípico hay que pensar en los fundadores de Image Comics, artistas en particular como Jim Lee, Erik Larsen, Todd McFarlane, Mark Silvestri o Rob Liefeld. ¿Qué diferenció a estos dibujantes de sus predecesores? Pues hablamos de artistas relativamente jóvenes que experimentaron un meteórico aumento de popularidad que los convirtió en reyes del mercado. A esto se une una ambición que los llevaba más allá de las fronteras del mundo del cómic y que los ha acabado alejando, en su gran mayoría, de la mesa de dibujo.

Que jóvenes e ingenuos que eran cuando crearon Image Comics.

Las mismas grandes editoriales responsables de la creación de estos dibujantes sobre-promocionados se apresurarían en intentar desplazar el foco del dibujante en cuanto se dieron cuenta que estos se marchaban para crear sus propias editoriales y personajes, pasando, a veces forzadamente, de dibujantes a guionistas. Pero antes de que la atención del público se desplazara a personajes y guionistas surgió una última y reducida generación de dibujantes hot que no solo reproducirían las características de sus predecesores, sino que las presentarían de una manera incluso más rápida en una evolución de apenas tres o cuatro años.

A diferencia de sus predecesores estos dibujantes dieron el salto a la fama a mediados de los 90 en pleno apogeo de la “Revolución Image” y con las primeras señales de la crisis asomando. Estilísticamente estos autores huían del detallismo y la hipermusculación de los grandes modelos artísticos de la época e incorporaban influencias de la animación y el manga.

La nueva revolución que se venía.

Aunque podríamos decir que tenían puntos comunes en sus influencias y carrera, a la hora de hablar del elemento coagulante que los une y, al mismo tiempo, los diferencia de otros dibujantes de su generación, como Travis Charrest, hay que señalar un sello editorial: los tres fundaron Cliffhanger, reproduciendo (más o menos) el modelo de sus predecesores, esta vez dentro de la misma Image.

LOS TRES DE CLIFFHANGER

Cliffhanger fue una Image dentro de la propia Image. Un subsello editorial fundado en 1998 dentro del estudio de Jim Lee destinado a aunar las propuestas personales de una serie de autores jovencísimos que habían saltado a la fama apenas un par de años antes y que se habían conseguido en los favoritos del gran público. Estos autores aprendieron las lecciones de la generación anterior y se unieron a la hora de “crear” su “propia editorial”. Dentro del sello publicaban los siguientes dibujantes convertidos en autores completos.

Joe Madureira

Con menos de 25 años Madureira se había convertido en uno de los más cotizados dibujantes del mercado USA, su carrera había seguido unos parámetros similares a los de sus “padrinos” de Image. Tras debutar a los 18 años había pasado a ser el dibujante de Uncanny X-Men, serie más popular de Marvel, con apenas 20 siendo su fichaje parte de la respuesta editorial a la fuga de talentos a Image. Madureira encarnaba y abanderaba la nueva corriente estética post-Lee, era un autor fuertemente influenciado por el manga, llegando a presentar patrones estéticos totalmente basados en el cómic japones. Pero igual que el dinero no pudo retener a los chicos de Image, Madureira no tardó demasiado en marcharse a crear su propia serie en Image dentro del mentado sello.

J. Scott Campbell

De nuevo estamos ante un autor que debuta con menos de 20 años y que ya es desmedidamente famoso y promocionado con menos de 25, en este caso con su primer trabajo profesional: Gen 13. La particularidad de Campbell es que es un autor que ya no surge de una de las grandes, sino que se forma y debuta en los estudios del propio Jim Lee, en Image, la editorial fundada por autores hot ya genera sus propios fan favourites. El estilo de Campbell, a medio camino entre Jim Lee, la animación Disney y, claro, el manga, conecta de manera inmediata con el público de la época a través de Gen 13, un título que se convirtió en el primer sleeper de Wildstorm. Con la ayuda del dibujante la serie regular de Gen 13 se convirtió en un título de humor absurdo y aventuras chorras donde Bruce Campbell, amazonas asesinas y piratas se cruzaban con un grupo de superadolescentes hormonados y descerebrados. Pese al éxito el dibujante pronto manifestaría su desinterés en la serie en forma de prolongadas ausencias que se saldarían con un descenso en las ventas del título y, finalmente, su salida oficial (porque ya hacía meses que no se ocupaba de la serie) en el número 25. De nuevo, para realizar su nuevo proyecto en el nuevo sello de su padrino Jim Lee

Humberto Ramos

Ramos es el autor más difícil de encajar dentro de este grupo, especialmente a causa de la posterior evolución de su carrera. No obstante, debemos centrarnos en su situación y evolución de su carrera en estas fechas. Algo más mayor que los anteriores, Ramos debutó en el mercado americano en 1994 siendo Impulso (1995-199) para DC su primer trabajo con el que gana notoriedad. Su particular estilo de formas exageradas, con pies gigantes y expresiones imposibles empieza a llamar la atención de público y editores, cosa que le hace realizar vistosos trabajos para la Event Comics de Quesada y la Image de Jim Lee donde realizará diversos proyectos relacionados con el superventas de la época, Gen 13. Ramos genera la suficiente expectación y ventas como para resultar un valor seguro para Cliffhanger.

AUGE Y CAÍDA DE CLIFFHANGER

Como ya hemos dicho, el flamante nuevo sello editorial se lanza el 1998 en medio de unas altísimas expectativas. Todo el mundo está interesado en las nuevas propuestas de estas tres jóvenes promesas que han renovado la estética del cómic de superhéroes, superando el gusto por las posturas Jimleescas. Sus propuestas, además, buscan alejarse del género superheróico y ampliar la temática en un mercado terriblemente homogéneo por aquel entonces y todo esto no desde una pequeña editorial, sino desde la tercera gran editorial del país, con los medios a sus pies.

Joe Madureira lanza Battle Chasers, cómic con el que el autor ya no tiene porque disimular ni adaptar sus influencias orientales y que mezcla la espada y la brujería con elementos steampunk. J. Scott Campbell publica Danger Girl, una serie de humor, aventuras y chicas guapas muy en la línea de las preferencias por el humor ligero y las tramas tontas del autor. Finalmente Humberto Ramos crea Crimson, una historia de vampiros donde un joven adolescente se ve arrastrado al mundo de lo sobrenatural y debe adaptarse a su nueva vida.

Aquí andamios, tomando un refrigerio cosecha del 90…

Las tres series empiezan bien y las ventas son más que respetables, pero repitiendo los patrones que fijaron sus predecesores con Image, los retrasos no tardarán en dejarse ver. De nuevo, a medida que muchos de estos autores ganaban prestigio y dinero a través del breve recorrido de sus creaciones, su interés en estas menguaba. Resumiendo: lo de dibujar de manera regular no lo llevaban bien.

Cuatro años le costó a J. Scott Campbell publicar los siete números de los que consta su “serie regular” de Danger Girl antes de cerra la historia y la serie. Más sangrante aún es el caso de Joe Madureira, que dejó su historia a medias y sin ningún tipo de perspectiva para acabarla tras publicar la friolera de nueve números entre 1998 y 2001. La rumorología de la época vinculaba este hecho al descubrimiento de los videojuegos por parte de Mad.

Los tres protagonistas de las series juntos.

El único autor que, de nuevo, se diferencia de sus compañeros fue Humberto Ramos, que hace gala de una remarcable profesionalidad y se convirtió en el único valuarte del sello publicando su Crimson de manera más o menos regular, hasta concluir su historia con el número 24 en 2001.

Ramos lanzará su siguiente obra Out there (2001-2003) bastante menos popular que su predecesora y Campbell lanzará especiales y miniseries de sus Danger Girl, en las que el no colabora más allá del argumento, repitiendo los patrones típicos de los dibujantes-empresarios de Image. Otros autores van incorporándose al sello, como Bachallo y Kelly con la inconclusa y confusa Steampunk o el dúo Busiek/Pacheco con Arrowsmith, incluso Lobdell publicará junto a Yu su propia serie: Highroads. Con sus principales valedores completamente alejados del sello, Cliffhanger se convierte en el sello “de autor” redundante dentro de la Wildstrom de Jim Lee, que ya contaba con Homage Comics para este propósito. El sello se convertirá en un cajón desastre que aúna de manera aleatoria múltiples propuestas antes de ser finalmente cerrado el 2004.

EL CAMINO DE LA FAMA

Y, excepto Humberto Ramos, nuestros héroes continuando siguiendo el camino del dibujante hot marcado por sus predecesores, alejados de la producción de cómics a excepción de esporádicos retornos motivados a golpe de talonario.

Joe Madureira se ha dedicado a la gran pasión que descubrió mientras evitaba dibujar su serie: los videojuegos, con los que se gana muy bien la vida. Tras ser director creativo de sagas como Darksiders el 2017 se anunció que había convertido su inconcluso cómic en un videojuego, Battle Chasers: Nightwar.

De los pocos trabajos de Madureira que ha completado (más o menos).

Tras rumores jamás confirmados de una serie de Spiderman junto a Jeph Loeb y un amago de realizar una nueva serie regular el 2005 que se saldó con la publicación entre retrasos de dos números antes de que Wildsiderz desapareciera para siempre, J. Scott Campbell tampoco hace cómics. Actualmente el dibujante se dedica a otro tipo de actividades artísticas que van desde el diseño de estatuas hasta la realización de variopintas ilustraciones posteriormente recopiladas en libros, pasando por sus múltiples, vistosas y absurdamente caras portadas alternativas para Marvel.

Y finalmente el gran outsider del grupo: Humberto Ramos, cuya carrera ha seguido caminos mucho más convencionales. La evolución artística del autor lo fue alejando de sus influencias originales, desarrollando un estilo mucho más personal al mismo tiempo que iba alejándose de los proyectos personales tras la publicación de Out There, cosa que lo llevó a empezar a trabajar para Marvel, donde se ha mantenido de manera más o menos estable desde 2005 dibujando principalmente las series de Spiderman, aunque también ha trabajado con otros grandes personajes de la editorial. Su estatus de dibujante hot (tal y como lo entendemos en este artículo) jamás se llegó a consolidad y ha dado paso a un vistoso dibujante de empresa, bien valorado por Marvel y por un sector del público, pero que no parece levantar las pasiones que hacía antaño. Uno duda que fuera capaz de reproducir el éxito de Crimson hoy en día.

La fuente de ingresos menos estable de Campbell, pero la más famosa.

EL ÚLTIMO QUE CIERRE

Y estos fueron los últimos autores que se ciñeron al “modelo Image”, tras ellos los efectos de la reacción de las editoriales se dejó ver y, aunque ha habido dibujantes de mucha más calidad que estos, ninguno ha gozado de ese tipo de popularidad que les permitía convertirse en valuartes de su propia editorial (o sello) tendiendo que aliarse en muchos casos con los siguientes encumbrados editoriales: los guionistas hot.

¡Nos vemos en la Zona!

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DV8, de Warren Ellis y Humberto Ramos

 


Título Original
:

DV8: Neighborhood Threat TPB
Sello: WildStorm Studios
Guionista: Warren Ellis
ArtistasHumberto Ramos, J. J. Kirby, et al.
EntintadoresSal Regla, Troy Hubbs, et al.
Colorista: Wendy Fouts
Contenido: DV8 #1-8 (Sep. 1996 – Jun 1997)

Publicación USA: Sep. 1996 – Jun 1997
Publicación España: Nov. 1997 – Jun. 1998 (Planeta)
Valoración: Desviados

 

A mediados de los ’90, Wildstorm, el estudio de Jim Lee dentro de Image Comics, había producido alguno de los tebeos más exitosos de la época. Entre estos destacaba el inesperado éxito de Gen13, un auténtico fenómeno fan se generó en torno al grupo de adolescentes creados por Jim Lee, Brandon Choi y, sobretodo, Jeff Scott Campbell, auténtico artífice del éxito del título. Múltiples especiales y spin-offs surgieron de esta serie bandera de la Image Comics más juvenil y relajada de los ’90, ya hablamos de alguno aquí. Pero hoy toca hablar de un spin-off surgido como contrapunto para los joviales genoactivos, un título cuyo guionista ya supone toda una declaración de intenciones: Warren Ellis. Y ese título es…

DV8
de Warren Ellis y Humberto Ramos

¿UN SPIN-OFF MÁS DE GEN13?

Los DV8 se presentaron en las páginas de Gen 13 como contrapunto oscuro del grupo protagonista. Se trataba de un grupo de jóvenes con factor gen heredado de sus padres, cosa que les proporcionaba poderes “rescatados” por Ivana Baiul, malévola directora de la oscura organización gubernamental que había creado a los Gen 13. Cuando estos escapan a su control, Baiul, ayudada por Threshold y Bliss, dos genoactivos “más o menos” a sus órdenes, se hacía con un grupo de jóvenes genoactivos “inestables” de los campos de contención de O.I. y se daba a la fuga, creando a los DV8.

Entra en escena Warren Ellis, que había debutado en el mercado USA unos 3 años antes. Ellis se las había apañado para trabajar en diferentes grandes editoriales, principalmente en Marvel, en títulos como Hellstorm, Druid o Excalibur, donde se había visto obligado a filtrar y disimular su desprecio por los tópicos que movían el cómic de superhéroes. Buscando diversificarse y aumentar su libertad creativa, el guionista británico acaba en Image primero y Wildstorm después, donde se encargará de dos títulos regulares. Ellis hereda los guiones de Stormwatch con el número #37, pero además es el encargado de lanzar DV8, el spin-off de una de las series más populares del momento, lo que muestra cierto grado de confianza editorial en el autor, que además contará con los lápices de una de las estrellas en alza del momento: Humberto Ramos.

Desviado estoy.

Ramos es, en ese momento, una joven promesa cuyo estilo a medio camino entre el cartoon y el anime le ha hecho ganar rápidamente popularidad entre un público cansado de la línea artística establecida por Jim Lee y que ha marcado la práctica totalidad de la época. Con apenas un par de años de carrera en series como Impulse o X-Nation su nombre ya empieza a sonar con fuerza junto a toda una serie de jóvenes promesas como Campbell o Madureira, aparentemente destinados a heredar el manto del hot artist establecido por la generación Image.

La unión de Ellis y Ramos da como resultado estos DV8, que viene a pronunciarse algo así “des-vi-ants” y cuyo título ya es toda una declaración de intenciones que demuestra por donde van a ir los tiros en cuanto al tono de la serie, que por cierto, además de la portada principal debutaba con siete portadas alternativas diferentes, una por cada pecado capital, como mandan los ’90.

LOS RENGLONES TORCIDOS DEL FACTOR GEN

¿Tú qué crees?

La aproximación de Ellis a la serie es simple: un grupo de jóvenes con poderes y problemas de toda índole dirigidos por una tutora sin moral ni escrúpulos, una especie de versión pasada de roscas de aquellos Infernales de Emma Forst. Y es que, los DV8 son un grupo de genoactivos  “rechazados” del programa del que escaparon los Gen13. Así que, para empezar, nos vamos a encontrar con una curiosa selección de personajes, desde Evo, una especie de pseudo-licántropo pasota, a Copycat, con serios problemas mentales derivados de 5 personalidades múltiples que se disputan el control de la joven. Por no hablar de Bliss, obsesionada con el control que generan sus poderes a base de pulsiones en los centros de placer o Threshold, poderoso genoactivo con poderes telekinéticos usado como juguete sexual por la implacable y retorcida Ivana. A estos se les suma en el primer número Sideways Bob, una especie de mayordomo, solo que en este caso se trata de un lunático tuerto cuya novia es la cabeza cortada y ensangrentada de un maniquí llamada Lucille.

Con esta selección de protagonistas creo que ya está bastante claro que la serie no va a ir por los más amables y humorísticos caminos de Gen13. DV8 va a ser una serie donde Warren Ellis da rienda suelta a todo el mal rollo y todas las ideas retorcidas que no le habían dejado usar en el cómic de superhéroes hasta la fecha y parece explayarse en los niñatos genoactivos con el más difícil todavía.

¿Tiene agua ese florero? Pues trae acá…

La serie arranca con el grupo estableciéndose en un lujoso rascacielos de Manhattan cortesía de Ivana Baiul que les ofrece una vida con todos los lujos que puedan imaginar ya que, al fin y al cabo, son sus empleados. Para nuestros jóvenes personajes esto se traduce en todo tipo de excesos, alcohol, drogas, sexo… Más allá de buscar tener contentos a sus subordinados adolescentes para que no se cuestionen la moralidad de sus futuras misiones, Ivana busca satisfacer su curiosidad y ver qué sucede al hacer interactuar superhumanos sin ningún tipo de experiencia de vida (no olvidemos que se trata de chavales que se han criado en aislamiento) con la población común, en sus propias palabras: “será como lanzar una granada a la población”. Un encanto de señora. Poco les durará la fiesta a los protagonistas, que tendrán que partir en una de las misiones de Baiul, una misión con fuertes reminiscencias a Expediente X y que acaba de manera desastrosa debido al ebrio estado de los protagonistas y su nula preparación. 

Para el siguiente número los DV8 serán enviados a estrechar lazos con la versión genoactiva de la Familia Manson: Twist. Un grupo de críos con poderes bastante desagradable controlados por un carismático y abusivo adulto que se dedica a enviarlos a asesinar familias. Ivana considera a estos personajes aliados potencial y envía al grupo con Bliss en cabeza a establecer alianzas. La cosa, de nuevo, no saldrá bien…o quizá sí, ya que el lector, junto con los DV8 empieza a observar que las órdenes de Ivana no son siempre lo que parecen.

Más claro, el agua.

El tercer número estará protagonizado por unos aburridos Evo y Frostbite  que acaban en uno de los peores barrios de Nueva York reflexionando acerca de su vida y sus miedos, como muestra una de las reflexiones de Evo cuando le preguntan por qué no quiere pensar: “¿sabes que casi lo hago con una tía el otro día?. Se llamaba Virginia. Pero en vez de hacerlo la maté. ¿Quieres saber por qué? Porque quería que lo hiciéramos en frente de niños deformes, hambrientos y encadenados”.

Para la siguiente historia volveremos a tener el equipo al completo, no sin que antes Ellis nos muestre la enfermiza y abusiva relación entre Ivana y Threshold, estando la primera relacionada con la muerte de los padres de su amante. Los DV8 forjan lazos entre ellos por primera vez y se rebelan contra su “benefactora” cuando esta les informa de la captura y más que probable ejecución de uno de sus miembros, al que considera prescindible. No obstante, la recién lograda unidad del grupo se verá pronto truncada en el número siguiente, donde tras una nuevamente desastrosa misión vuelve  a imponerse el sálvese quien pueda.

LOS GENOACTIVOS HUÉRFANOS

La merienda.

Ellis nos ofrece su versión de un slice of life adolescente con el número #6, donde acompañamos a nuestros protagonistas en pequeñas historias independientes, que incluyen incesto, suicidio, violaciones, abusos y asesinatos. El guionista continuará la línea con el número siguiente, esta vez centrado en la historia del “mayordomo” del grupo, el psicótico Sideways Bob. Este será el último número de Humberto Ramos, que ya no lo realiza en su totalidad y necesita frecuentes sustituciones a lo largo de su etapa.  El estilo de Ramos, muy influenciado por el manga y la animación, pero a años luz de los niveles de deformidad y confusión narrativa que ha alcanzado en los últimos tiempos, contrasta con la crudeza de las historias de Ellis, dándole al cómic un aspecto único. Al parecer las historias de Ellis fueron la causa de la marcha de Ramos de la serie, ya que el dibujante no se sentía a gusto plasmando las desagradables ideas del guionista británico.

Curiosamente, Ellis abandonará la serie en el número siguiente. Aunque no ha habido demasiadas explicaciones oficiales al respecto lo cierto es que se aprecia cierta pérdida de interés por parte del guionista a medida que la serie va avanzando, si a esto le sumamos probables desavenencias con Ramos podemos encontrar una posible -y posible es la clave- causa de la marcha del guionista. Sin embargo, tanto Ellis como Ramos continuaron trabajando en Wildstrom, el primero en Stormwatch, que acabaría revolucionando el medio a finales de siglo en forma de Authority y el segundo publicando Crimson, su serie de creación propia, en el sello de Jim Lee.

¡Hasta luego, pringaos!

El guionista se despide de la serie con su historia más convencional para la serie, dónde el grupo hace frente a un grupo de niños mutantes rusos. Al margen de esto Ellis realizó un número más para la serie, el ½, un especial lleno de humor negro y publicado por la revista Wizard destinado a promocionar la serie y en la que los personajes hacen un concurso para ver quién puede contar la cosa más desagradable que le ha sucedido.

Mike Heisler, guionista de la casa, tomará las riendas de la serie hasta su conclusión en el número #32. Los DV8 serán brevemente recuperados por Brian Wood y Rebekah Isaacs  en una miniserie el 2010.

No pain, no gain…

NIÑATOS TRAUMATIZADOS.
Así podríamos resumir estos cómics. ¿Son estos 8 números una obra maestra del cómic? No, claro que no. Pero son un producto ciertamente único en su época. Una propuesta abortada pero interesante, retorcida y sobre todo, divertida, llevada a cabo por uno de los guionistas más influyentes del cómic USA en los últimos tiempos que ya daba muestras de los elementos que lo iban a convertir en un referente durante la década siguiente. Unos cómics a los que vale la pena echarles un ojo.

¡Nos vemos en la Zona!

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CABALLERO LUNA: RESURRECCIÓN / EXTRAÑOS, de Dough Moench, Tommy Lee Edwards y Mark Texeira


Titulo Original:
Moon Knight: Resurrection Wars #1-4
Moon Knight: High Strangers #1-4

Sello: Marvel Comics
Guionista: Dough Moench
Artistas:  Tommy Lee Edwards, Mark Texeira, et al.
Entintador: Robert Campanella
Coloristas: Melissa Edwards y Steve Oliff
Publicación USA Ene. – Abr. 1998 y Ene. – Feb. 1999
Publicación España: 1998 y 2000
ValoraciónLuna Nueva

 


Desde Marvel Comics llevan los últimos 12 años intentando promocionar al Caballero Luna, con resultados desiguales a nivel creativo y fracasando en última instancia a la hora de lograr que el personaje se mantenga en las estanterías de manera constante. Y es que, si bien desde la editorial han tratado de hacerlo funcionar recurriendo desde autores procedentes de otros medios (Charlie Huston, Gregg Hurwitz) hasta guionistas estrella de la editorial (Brian Michael Bendis, Warren Ellis) pasando por estrellas en alza (Jeff Lemire, Max Bemis)  sin que ninguna aproximación acabara de funcionar, quizá a excepción de la breve etapa de Ellis. Probablemente a la hora de buscar las causas de esta situación haya que repasar la historia del personaje para determinar uno de los factores que lo ha hecho funcionar y que está ausente en estos intentos: su creador, Doug Moench. Este volvió por última vez a su creación a finales de los ’90 en dos miniseries, que repasaremos a continuación.

CABALLERO LUNA: RESURRECCIÓN / EXTRAÑOS
de Dough Moench, Tommy Lee Edwards y Mark Texeira

EL MACABRO CABALLERO LUNA

Caballero Luna y olé.

El Caballero Luna es una de esas curiosas creaciones que vieron la luz en la Marvel de los ’70 casi por casualidad, ganando paulatinamente popularidad. En este caso nuestro personaje debutaba como antagonista en las páginas de Werewolf by Night #32 (1975) contratado para cazar a Jack Russell, hombre lobo de Marvel y protagonista de la serie. El personaje gusta a los editores Marv Wolfman y Len Wein, que encargan a sus creadores, Doug Moench y Don Perlin, un arco argumental en la serie Marvel Spotlight destinado a blanquear al mercenario. Tras varias apariciones en otras series, el personaje recibe un serial de complemento en Hulk! Magazine, donde Moench escribe con un debutante Sienkiewicz a los lápices, se le encargará a la pareja creativa la serie regular del personaje, que arranca en 1980. La pareja Moench/Sienkiewicz son los encargados de la etapa dorada del personaje, dándole las características y tono que lo hacen único, haciéndole ganar el título de El Macabro Caballero Luna.

Pero Sienkiewicz abandonará la serie en el número #27, así como Moench, por desavenencias editoriales con Jim Shooter que le llevarán a la competencia, DC Comics, no quedando ninguno de los autores que abrieron la serie a partir del #33 y siendo ésta cancelada a la altura del #38. La cabecera fue relanzada al poco tiempo como Moon Knight: Fist of Khonshu, con desastrosos resultados, apenas alcanzando los 6 números.  Parece que, sin sus creadores, el Caballero Luna no acaba de funcionar entre el público.

Habrá que esperar 4 años para que, en 1989, desde la editorial se le de otra oportunidad al personaje con Marc Spectror: Moon Knight. La serie pronto se verá sumergida en los ’90 y sus excesos, hasta acabar en manos de Terry Kavanagh y Stephen Platt, que cierran la serie, matando de paso al personaje en 1994.

RESURRECCIÓN

Hablando con dios.

Cuatro años lleva muerto el personaje cuando desde Marvel se anuncia su resurrección, con una particularidad, esta corre a cargo del “padre de la criatura” Dough Moench. Moench comenzó su carrera como guionista en Marvel el 1973, siendo una de las figuras determinantes de la editorial en la época, no sólo por sus múltiples aportaciones a la editorial, con personajes como Caballero Luna o conceptos como Weirdworld, sino también por ser responsables de algunos de los cómics más inolvidables de la época, como los mentados al frente del Caballero Luna o su colaboración con Gulacy para Master of Kung Fu. En los ’80 empieza a trabajar de manera regular para DC en series como los Omega Men o el Espectro. Durante los ’80 y los ’90 hay que destacar su trabajo en un personaje que muchos han considerado influencia directa en el Caballero Luna, Batman, encargándose de este durante dos largas etapas. Sobre este paralelismo entre Batman y el Caballero Luna, señalar que Moench no está en absoluto de acuerdo reafirmando el nacimiento del personaje como villano del Hombre Lobo y achacando la identificación con el Caballero Oscuro a los dibujos de un Sienkiewicz muy influenciado por Neal Adams.

Acompañando a Moench a los lápices está Tommy Lee Edwards, un polifacético artista con experiencia en el campo del cine y la ilustración y que por aquella época estaba realizando trabajos en diferentes editoriales, como puede ser Gemini Blood para DC, ZombieWord para Dark Horse, o este Caballero Luna que nos ocupa, donde su estilo fuertemente marcado por un trazo anguloso, con contrastes entre luces y sombras encaja a la perfección.

Como Terminator…

Y así el 1998 se lanza la miniserie de cuatro números Moon Knight: Resurrection War. Marvel ha dejado atrás lo más duro de los ’90 y está en pleno Heroes Return, con los Vengadores de Busiek como máximos representantes de esta nueva política editorial, que busca recuperar el espíritu perdido tras una década de excesos y de la que esta miniserie es una muestra, volviendo a unir al personaje con su creación tras más de 15 años.

Desde el principio Moench demuestra no sólo que conoce al personaje y sus secundarios, sino que no tiene miedo a la hora de llevarlo por nuevas direcciones y enfrentarse a la complicada situación en la que lo dejaron sus predecesores. El guionista no busca excusas ni explicaciones rocambolescas a la hora de justificar el regreso del protagonista de entre los muertos: el Caballero Luna murió y a principio de esta miniserie resucita por obra de Khonshu… o quizá no.

Si hay algo que hace única la nueva aproximación de Moench es el aire de irrealidad que impregna toda la historia, el guionista no deja claro en ningún momento si lo que estamos leyendo es real o imaginario, qué está sucediendo en la realidad y qué es sueño, si el protagonista realmente estuvo muerto y ha resucitado o si nunca estuvo muerto… o si nunca ha resucitado, si en su resurrección ha intervenido Khonshu, si está realmente envuelto en una lucha entre la luz y la oscuridad o si todo  es una alucinación febril. Todo esto convierte Resurrección en una experiencia de lectura única en su época y que dota al personaje de un tono propio, mostrándonos su locura pero de forma elegante, alejándose de los burdos intentos de autores posteriores que han entendido poco al personaje.

LA VIDA ES SUEÑO

¿Qué es Matrix?

Pero el trabajo de nuestros autores va más allá de devolver al personaje al Universo Marvel, se trata de un cuidadoso trabajo de reconstrucción llevado a cabo por Moench, que se nota que aprecia a su creación e intenta solucionar todos los desmanes llevados a cabo por autores posteriores a su marcha de manera elegante y sin contradecir lo establecido con anterioridad. Para empezar el escritor pasa completamente de las armaduras y demás ocurrencias noventeras del personaje, que vuelve a su forma más pura. Y esto significa el regreso del millonario Steve Grant y el taxista Jake Lockey, con lo que volvemos a las múltiples personalidades del personaje, uno de sus rasgos más característicos, eliminadas por autores previos, probablemente por no entender su funcionamiento, en favor del mercenario Mark Spectror, que en este caso continuará muerto  para el mundo.

También regresan sus secundarios clásicos, Marlene o Frenchi, que se ven envueltos en el mundo onírico e irreal del que fue su amante y amigo respectivamente, dudando también de su resurrección. Pero no solo ellos, con Lockey también nos reencontraremos con el vagabundo Crawley y la camarera Gena Landers. Aunque no serán solo los aliados clásicos los que vuelven Moench también nos devuelve a los antagonistas originales del personaje, desde la trágica Scarlett a un, aparentemente, también resucitado Espectro Negro, pasando por Morfeo o Bushman.

Durante esta serie podemos observar porqué Moench es uno de los pocos autores que realmente entiende el funcionamiento del personaje, no en vano es su creador. La locura de Spectror no es algo que se le tire a la cara al lector, está implícita en la historia, con las personalidades múltiples del protagonista, que van  dejándose ver durante toda la trama, o la misma historia, donde nunca acaba de quedar claro si lo que está sucediendo es real o un sueño, con continuas apariciones de lo que parecen ser fantasmas y situaciones oníricas.

EXTRAÑOS

Soy el Espectro de tu padre…

La miniserie tuvo el suficiente éxito como para tener una continuación, Caballero Luna: Extraños, de nuevo con guiones de Moench, esta vez dibujada por Mark Texeria, experimentado dibujante que debutó en el mercado en los ’80 y con un amplio catálogo de trabajos para la editorial en personajes como el Motorista Fantasma o Punisher.

Alguien ha puesto precio a la cabeza de Marc Spectror, algo muy extraño si tenemos en cuenta que este continúa muerto para el mundo, detrás de esta situación parece estar una misteriosa organización que tiene lazos con La Compañía, antigua organización para la que trabajaba Spectror en sus tiempos de mercenario. Todo esto acabará derivando en una nueva vuelta de tuerca que deriva, de nuevo, en un cuestionamiento de la realidad por parte del protagonista, aunque en este caso el origen de las dudas vendrán determinado por un factor muy propio de los ’90: conspiraciones llevadas a cabo por misteriosas agencias y en las que entran en escena elementos sobrenaturales y alienígenas.

El lector (y los protagonistas) irá dando tumbos en una historia que une elementos de Expediente X con Aleister Crowley con resultados desiguales. Abducciones alienígenas, doppelgänger, dioses primigenios, ovnis, órdenes sobrenaturales, portales interdimensionales… se unen en una historia que intenta repetir el ambiente irreal de la miniserie anterior aunque siguiendo otras vías. En este caso los resultados no son tan redondos como en la anterior, ni a nivel de historia ni a nivel gráfico, ya que, pese a que Texeira es un buen dibujante, no encaja con el tono del personaje tan bien como su predecesor. Pese a esto, sigue tratándose de una miniserie recomendable, pese a no mantener el nivel de la anterior.

ECLIPSE

Ojalá dejen a Bill Sienkiewicz dibujar TODO.

No hubo continuación tras esta segunda miniserie, varios son los posibles factores que influyeron en esto. Estamos en la Marvel de Bob Harras, donde se intentaban muchas cosas nuevas pero rara vez se les daba continuidad, bien fuera por falta de apoyo por parte de la editorial o por un ambiente editorial hostil que tendía a entrar en conflicto con los creadores, con un Moench que ya no tuvo problemas en plantar cara a Shooter en su época y que no volvería a trabajar en una larga temporada para Marvel tras esta colaboración. También es posible que esta segunda miniserie no funcionara de la manera esperada y se decidiera simplemente dejar al personaje en barbecho en favor de personajes más clásicos y reconocibles.

Habría que esperar 7 años y un par de cambios editoriales para encontrarnos con una nueva cabecera del Caballero Luna, esta vez convertido en personaje a potenciar por parte de la editorial, que de manera intermitente no ha dejado de relanzarlo y darle series regulares hasta la cancelación del último intento el 2018. Parece que, por ahora, desde la editorial se han dado por vencidos y han decidido dejar descansar al personaje durante una temporada. No obstante, no sería extraño que encontrarnos en breve con una nueva serie, a ver si esta vez a alguien en Marvel le suena la flauta y se dan cuenta de que la mejor opción es darle de una vez a su creador la oportunidad de contar nuevas historias sobre el Caballero Luna. 

¡Nos vemos en la Zona!

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